Puso Europa a prueba, padeció la 'viveza criolla', se separó en el avión, y hoy vive en una ciudad que prioriza lo que otras ignoran

Luciano, junto a sus hermanos, con quien tiene un lazo muy estrecho, al igual que con sus primos.

En la víspera de su cumpleaños número 25, Luciano Bibiloni llegó a Ezeiza para dejar Argentina atrás. Lo acompañaba su novia, con quien ya había compartido unas cuantas aventuras en otras tierras, aunque siempre con fecha de regreso. Esta vez sería diferente, esta vez se iban a vivir a Europa y no sabían si iban a regresar.

Envuelto en una atmósfera de adrenalina y ansiedad, las voces de los acompañantes y los viajantes se confundían con los anuncios de las partidas. Para el joven, sin embargo, las palabras más confusas fueron aquellas que salieron de la boca de su novia, antes de abordar: "Cuando lleguemos a París no quiero que estemos más juntos".

Fue un cumpleaños extraño. Allí, mientras atravesaba el Atlántico acompañado, Luciano comprendió que estaba solo: "Llegaría a una ciudad sin conocer la lengua, sin trabajo, sin hogar, sin familia, sin amigos, sin dinero - porque el corralito bancario me había bloqueado el acceso a mis magros ahorros destinados a aguantar en un comienzo - y sin amor".

Desde niño que Luciano es un apasionado de la música. En la foto, junto a su tía, la única pariente que compartía de la misma manera su pasión (1980).

Aquel largo viaje en avión fue inolvidable, un puente, una transición extrema hacia una nueva vida. Allí, mientras el joven músico imaginaba el océano bajo el tubo metálico y un futuro incierto, las emociones de los últimos meses se agolparon con toda su rareza.

"Las semanas antes de partir definitivamente, si es que se puede decir que hay algo definitivo en este mundo, fueron como las de un sueño. Las personas a mi alrededor no parecían las mismas, aunque sus rostros eran los correctos. Mis sensaciones en los lugares de todos los días eran nuevas, a pesar de haberlos ocupado o recorrido infinitas veces: mi casa, mi ciudad, la universidad, las casas de mis amigos, los negocios".

Europa a prueba: "La viveza criolla de muchos argentinos que me precedieron fue un obstáculo"

Antes del viaje "definitivo", Luciano ya había estado en Europa, más precisamente en mayo de aquel mismo año, el 2001. Tras recibirse de profesor de música en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, decidió, junto a su pareja de entonces, viajar al viejo continente para explorar sus posibilidades futuras.

Primero fue el turno de Madrid, una ciudad que Luciano no halló lo suficientemente diferente a Buenos Aires: "Al menos de la Buenos Aires de aquellos años, con su gente que viene y va, la vida nocturna, la misma lengua, aunque otros códigos, no necesariamente acogedores. Como allí estuve en contacto cotidiano con amigos argentinos que estaban `haciéndose la Europa´, me faltó la novedad que buscaba" , asegura.

Luciano es músico, recibido de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata.

Luego llegó Barcelona. La ciudad catalana amaneció más europea, pero hermética. Buscaron instalarse, querían vivir la vida cotidiana y bucear en sus posibilidades laborales, pero las barreras fueron más rígidas de lo esperado: "La viveza criolla de muchos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR