La puerta de salida está abierta de par en par

Las cuentas no dan por más que, de gastadas, ni se distingan las teclas de la calculadora. Rollos y rollos de cinta se van al tacho: no cierran los números. Los clubes argentinos buscan plata donde sea y se achican como pueden. El mercado de pases se desinfla año tras año. Unos pocos llegan. Unos cuantos se van. El receso, por ahora, entrega contadas negociaciones concretadas. Ni que hablar de una venta al exterior. Hace rato que pasó la belle epoque del fútbol, esa que traía dólares y euros frescos como en una carretilla.La falta de ingresos por transferencias al exterior descubrió aún más los agujeros negros en las economías. En España, Italia y Francia ya no se llevan jugadores al voleo. Y los mercados menos tradicionales y más exóticos, Emiratos Árabes, Rusia, Ucrania, Qatar y China, entre otros, todavía no se volvieron caudalosos. Eso sin contar que no todos futbolistas los aceptan.Ya no se hacen grandes gastos, por ejemplo, por el cambio de reglamentación en los contratos: finalizados los vínculos, dos, tres, cuatro o cinco años, por caso, los jugadores se quedan con el pase. Si hasta seis meses antes del vencimiento pueden firmar en otro lado pagándole un resarcimiento al club de procedencia que, por lo general, asciende en US$ 300.000. ¿Algunos casos? Rinaldo Cruzado plantó a Newell's y se fue a Nacional, de Uruguay. En Boca, Matías Caruzzo partió a Universidad de Chile. Y Estudiantes negocia con Santiago Vergini, que ya tiene todo arreglado con Sunderland, de Inglaterra."Ya no se compran pases. Ahora se compran contratos", describe la mayoría de los dirigentes de primera. Se entiende, entonces, que cuando no se puede vender no es una mala alternativa "sacarse de encima" los sueldos más costosos.Argentinos, por ahora, fue el que se desprendió de más...