La publicidad las prefiere maduras

"Para los estándares de Hollywood supongo que ya asumí un gran riesgo al no hacerme un lifting, pero le dije a la gente de Lancôme que quiero ser una modelo que envejece, así que me tienen que mantener por al menos cinco años más, hasta que tenga más de cincuenta", decía Julia Roberts hace un par de meses a próposito de su trabajo como representante de la marca de cosméticos. Una nueva salida laboral para actrices que les huyen a los bisturíes o a los tratamientos de rejuvenecimiento más extremos.

Si la bonita Julia se permitió bromear con el final de su contrato con Lancôme es porque sabe que ya otras pasaron por lo mismo con la empresa como Isabella Rossellini a la que despidieron pocos días después de que cumpliera 40 años y luego de 14 siendo la imagen de sus perfumes.

Puede que con esa enseñanza bajo la manga, Roberts haya negociado mejor su contrato y marcado el camino para poner de moda en la publicidad a las bellezas maduras que el cine pone en duda constantemente.

Así, casi al mismo tiempo que la serie televisiva American Horror Story le dio un nuevo impulso a su carrera, a los 65 años Jessica Lange se transformó en la cara de los cosméticos del diseñador Marc Jacobs. Producción impecable y unos primeros planos de la famosa quijada Lange que ni una modelo de 40 años menos podría bancar.

De hecho, para la publicidad, como en muchos casos para la televisión, no se trata de ocultar los años y la experiencia sino de destacarla y hacer de ella un...

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