El proyecto del aborto deja a Fernández frente al espejo de Néstor Kirchner

La avanzada de Alberto Fernández a favor de la legalización del aborto encuentra vívidas similitudes en la cruzada que, diez años atrás, protagonizó Néstor Kirchner por la sanción de la ley de matrimonio igualitario. El Senado es, como lo fue en 2010, el bastión inexpugnable a vencer; habrá que ver si Fernández recurre a las mismas picardías que utilizó el expresidente en aquella oportunidad para doblegarlo.Las similitudes se suman. Vilma Ibarra, actual secretaria Legal y Técnica de la Presidencia, fue una de las precursoras del proyecto de matrimonio igualitario como diputada nacional y es ahora, por mandato del presidente Fernández, la encargada de redactar el proyecto de legalización del aborto junto al ministro de Salud, Ginés González García y la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta. Hoy, al igual que hace diez años atrás, Ibarra y sus dos colegas de gabinete enfrentan la fuerte oposición de la Iglesia y de los sectores más conservadores de la sociedad representados de manera transversal en los distintos bloques legislativos del Congreso.El matrimonio igualitario logró ser convertido en ley en julio de 2010 y su sanción fue el triunfo político que revitalizó el protagonismo de Néstor Kirchner en su debut como diputado nacional tras perder las elecciones el año anterior. El expresidente no podía darse el lujo de otra derrota y no dudó en ejercer toda su autoridad para presionar a su bloque en favor de la ley. Aun así, buena parte de la tropa kirchnerista se le rebeló a la hora de votar: de los 126 votos positivos, sólo 46 diputados del bloque apoyaron la media sanción. Otros 30 votaron en contra mientras que 10 prefirieron ausentarse, tal vez persuadidos por las no tan sutiles sugerencias del expresidente.Si la Cámara de Diputados había demostrado ser un cuerpo difícil de domar, el Senado se presentaba como una fortaleza inquebrantable pese a que el Frente para la Victoria ostentaba la mayoría. En un tema tan polémico y sensible a la sociedad, allí no imperaba la lógica de los partidos sino la de las creencias religiosas, fervientemente defendidas por el entonces cardenal Jorge Bergoglio.Al matrimonio Kirchner, que veía en Bergoglio el enemigo a derrotar, poco le importó y no dudó en aplicar todo tipo de "disuasiones" para lograr el objetivo. Así fue como, dos días antes de la votación, Cristina hizo subir al avión Tango 01, rumbo a su viaje a China, a dos fervientes opositoras al matrimonio igualitario...

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