Protocolar y breve, el traspaso dejó atrás la pulseada con Cristina

La ceremonia sobria, breve y estrictamente protocolar marcó un cambio de estilo. El presidente recién asumido, Mauricio Macri, recibió ayer los atributos del mando, el bastón y la banda, en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, de manos del presidente provisional del Senado, Federico Pinedo. Sin ovaciones estridentes ni militancia dentro del palacio, se encaminó luego al histórico balcón y le dirigió un mensaje de optimismo a la Plaza de Mayo, colmada de simpatizantes.

El respeto al ceremonial no le impidió dar rienda suelta a la emoción. No se privó de bailar al ritmo tropical de Gilda, acompañado en los coros por una improvisada cantante, su vicepresidenta, Gabriela Michetti.

La gran ausente fue la ex presidenta Cristina Kirchner, que había rechazado traspasarle el mando a Macri en la Casa Rosada y generó un conflicto en la última semana, que bordeó la gravedad institucional, en medio de un absurdo cruce de acusaciones.

Por eso los abrazos de Macri a Pinedo, a Michetti, y a los presidentes de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, los cuatro sobre el estrado, recobraron un significado especial. Se cerraba así una página oscura en la historia de las transferencias presidenciales.

Cuando se retiró de la Casa Rosada, consultado por LA NACION en el Salón de los Bustos sobre su primera impresión, Macri enfatizó: "Siento mucha emoción, mucha emoción". Otro signo de cambio de estilo. Todos los vallados internos de la Casa Rosada fueron removidos. Se podía circular libremente.

A la multitud le dijo que "esta Argentina la construimos todos juntos". Y los despidió a voz en cuello: "Un beso enorme, los amo. Amo a este país y a cada uno de ustedes. Por ustedes y con ustedes vamos a construir la Argentina que soñamos".

Todo ocurría velozmente. Llegó a las 12.56 junto a la primera dama, Juliana Awada, en un VW Touareg blanco, escoltado por los granaderos. Venía desde el Congreso de la Nación. "Y ya lo ve, y ya lo ve. Para Cristina que lo mira por TV", le corearon.

A las 13.20, Pinedo le dio el bastón y la banda, que Macri levantó y dedicó a su esposa e hija, ante el aplauso ruidoso de los 250 invitados especiales. Sólo 13 minutos más tarde, el presidente salió al balcón y exclamó: "Los argentinos merecíamos vivir mejor y estamos a punto de empezar una etapa maravillosa".

Con otros presidentes

Al bajar del estrado, Macri saludó a los presidentes extranjeros: Dilma Rousseff, de Brasil, con quien se reu-nió...

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