Una protesta gremial paralizó por 12 horas el subte C

Carlos Romano descendió del tren Roca a las apuradas en la estación Constitución. Corrió por las instalaciones y se topó con una inesperada y desagradable sorpresa: la línea C del subte no funcionaba y las paradas de colectivos estaban repletas de gente. El hombre fue uno de los 170.000 usuarios perjudicados por un cese de actividades que protagonizaron afiliados de un nuevo sindicato del sector. Tanto la concesionaria Metrovías como la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y los metrodelegados descalificaron a los manifestantes, que bloquearon las vías, y los acusaron de realizar la medida para ser reconocidos en el ámbito gremial.

A las 5, los coches de la línea C no salían de la cabecera. "Interrumpido por manifestantes que impiden el servicio", decían los letreros informativos. Los 20 empleados que cortaron el paso de las formaciones provocaron un caos generalizado que se extendió por 12 horas. Cientos de personas se movilizaban desorientadas. "¿Y ahora qué me tomo?", era la pregunta que dominaba los pasillos de la terminal ferroviaria.

Mientras la gente que quería cumplir con sus obligaciones buscaba la forma de viajar, en la estación del subte unos pocos trabajadores permanecían en el hall y controlaban los accesos cerrados.

Antonio Morales, secretario gremial del Sindicato de Trabajadores del Subterráneo (STS), indicó a LA NACION: "Desde la otra semana que hablamos con la Subsecretaría de Trabajo de la Ciudad por varios reclamos; entre ellos, por la instalación de expendedoras de boletos que quitarán puestos de trabajo. Pero no nos contestaron, porque no estamos alineados con la UTA. No nos vamos a ir sin nada".

Voceros de Metrovías dijeron a LA NACION que Morales respondería a un ex empleado de la empresa llamado Raúl Jerónimo, que pretende conformar un tercer sindicato del sector. "Las razones esgrimidas para tomar esta actitud de bloquear el servicio son totalmente inexactas y se encuentran vinculadas a la necesidad de estas personas de tomar notoriedad en los medios", se agregó en un comunicado.

Jerónimo es, en efecto, el secretario general de la agrupación. En diálogo con DyN, reconoció que se había alejado de la UTA. "Pertenecí, pero renuncié", manifestó, y negó que sus representados se manejen "como una patota".

El gremialista intenta reflotar el STS, que había sido aceptado como sindicato en 1990, pero que quedó inactivo. Ezequiel Sabor, subsecretario de Trabajo porteño, indicó a LA NACION que el mes pasado recibió una constancia...

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