La protesta encendió todas las alarmas

Primero fueron los paros. Después, sobrevino la toma de los edificios públicos, como la del Ministerio de Economía y el Tribunal Superior de Justicia, que dejaron al Estado provincial paralizado. Más tarde llegaron las primeras protestas, que fueron creciendo en convocatoria a medida que el malestar se hacía cada vez más fuerte. La situación se desbordó anteanoche, cuando un grupo de manifestantes intentó irrumpir en la residencia de Alicia Kirchner. No fue la primera protesta contra la gobernadora. Tampoco la última, como quedó demostrado en la nueva marcha de ayer. Espontánea o planificada por "hombres de Cambiemos", como denunció ayer Cristina Kirchner, la movilización que encendió las alarmas en Santa Cruz reflejó el humor social que vive una provincia sumida en la peor crisis económica, política y social de los últimos diez años.

Santa Cruz está paralizada hace meses. Todos los procesos judiciales están frenados por irregularidades y demoras de hasta más de un mes en el pago de haberes, los docentes están en pie de guerra desde el comienzo del año lectivo por una oferta salarial del 3%, los jubilados no cobran en tiempo y forma, el sector petrolero está en crisis y la obra social provincial -que brinda cobertura de salud a los empleados estatales, que alcanzan más del 60% de la población económicamente activa- presta servicios reducidos en hospitales y farmacias por una deuda impaga.

A todo ello se suman las denuncias de corrupción y falta de independencia judicial, y las dudas sobre los fondos que percibe la provincia por aportes y coparticipación, cuyo destino nadie conoce con exactitud porque no existe una ley de acceso a la información, frenada por el kirchnerismo en la Legislatura...

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