De las promesas de campaña al síndrome de la heladera vacía

Sergio Massa y Alberto Fernández

El recurso de la agresión y el insulto es el reflejo de la impotencia de los dirigentes de una expresión política que no encuentran caminos ni atajos para evitar la derrota electoral. Tanto la catarata de improperios con los que días atrás el dirigente Juan Grabois se dirigió a la periodista Cristina Pérez , como el duro mensaje empleado por el jefe de Gabinete, Agustín Rossi , en su primer informe al Congreso de la Nación, son apenas dos de los más recientes indicadores de aquella incapacidad que se advierte en los distintos sectores de una coalición gobernante en la que reina el desconcierto .

Pocos definieron tan acertadamente al cada vez más apagado operativo clamor por "Cristina presidenta" como la diputada española Cayetana Álvarez de Toledo , quien, de visita por Buenos Aires, consideró que es el clamor de la desesperación y la agonía .

Culpar al mensajero, como Grabois con su condenable actitud ante una prestigiosa periodista, o afirmar que la violencia política en la Argentina se inició en 2008 con las protestas del campo, como sugirió Rossi, quien dilapidó en escasos minutos su fama de dirigente componedor, solo puede dar cuenta de impotencia. La estrategia discursiva que se limita a echarles la culpa a los demás no es más que un mecanismo de defensa del más débil entre los débiles.

Las palabras del jefe de Gabinete de Alberto Fernández tienen un agravante. Desvían la atención de la verdad histórica. Se vuelve a denostar a los productores rurales, que paradójicamente han sido en los últimos años el sector más dinámico de la economía argentina, y se realimenta así una grieta con la que se pretende encubrir la incompetencia de la coalición oficialista .

Constituyen los dichos de Rossi una pésima señal para cualquier potencial inversor en el país, por cuanto descalifican a quienes arriesgan como pocos sectores su capital en un negocio, como el agropecuario, donde el Estado -vía retenciones a las exportaciones- siempre se lleva la mayor parte, incluso hasta cuando los productores rurales sufren quebrantos. El Estado es socio en las ganancias, jamás en las pérdidas. Sin embargo, los violentos son los otros .

El nivel de agresividad también se manifiesta hacia el interior del Frente de Todos . Y casi siempre es Alberto Fernández la principal víctima. Recientemente, la dirigente cristinista Fernanda Vallejos , aquella que alguna vez lo tildó de "okupa" y "mequetrefe", dijo que el primer mandatario no...

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