Una promesa del Norte: tras el imperio Sala, Jujuy aguarda la recuperación

SAN SALVADOR DE JUJUY.- "Vos tendrías que haber visto lo que era esto. Tendrías que haber vivido acá y sentido la impotencia y el miedo que teníamos. ¿Ahora? No, ahora no. Y espero que nunca más". Sebastián maneja su taxi en el último viaje del día. De la nada, interrumpe el silencio al recordarle al pasajero que se cumple un año de la elección a gobernador que le arrebató el poder al peronismo y se lo dio a un radical, Gerardo Morales, por primera vez desde 1983.

Cuenta que aquél fue un día "raro" para él. De familia peronista, sintió cierta contradicción personal por haber votado a la oposición. Sebastián justifica su decisión y habla de hartazgo y de cambio. También de la tranquilidad que vive hoy y que admite no poder creer. Jujuy se convirtió desde entonces en la provincia más beneficiada proporcionalmente por fondos nacionales, pero aún tiene varios frentes de conflicto abiertos.

"Fueron años y años. Y mirá... con meter presa a la Milagro alcanzaba para que vivamos tranquilos", dice golpeando la palma de su mano derecha contra el volante.

Mientras espera que el semáforo encienda la luz verde, Sebastián se apura para ponerse un buzo de lana gris hecho un bollo en el asiento del copiloto. El frío que hace, inusual para esta época del año en Jujuy, da lugar para bromear con la idea de que se apagó el fuego de una provincia que por años fue políticamente caliente. Es una calma irreconocible la que se respira en esta ciudad.

Lo que dice Sebastián se replica con insistencia en los relatos de la mayoría de los jujeños a los que se les pregunta si la victoria de Cambiemos, de la mano de Gerardo Morales en la provincia y de Mauricio Macri en la Nación, trajo consigo ese cambio largamente prometido que dejara atrás la estructura de poder paralela al Estado que había conformado la organización barrial Tupac Amaru con financiación, justamente, del Estado.

Los vecinos dejan claro que disfrutan de la ausencia de cortes de calles, de amenazas y de las inmensas protestas que colmaban esta capital de un momento a otro si la líder de la agrupación, Milagro Sala, lo ordenaba.

Si hace un año Jujuy era la expresión más cruda del ultrakirchnerismo, hoy bien puede ser la carta de presentación de lo que el gobierno nacional quiere transmitir con su idea de cambio.

En este sentido, parece no ser casual que Macri haya cerrado su campaña presidencial en Humahuaca o que en lo que va de 2016 haya visitado la provincia cuatro veces, incluso durante los festejos...

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