Programadores: los chicos que aprenden a inventar

En el medio de una sala de exposiciones, un prototipo de una mano mueve los dedos a pedido de un usuario, que lo comanda desde un tablero de control. A unos pocos metros de allí, un vehículo pequeño es controlado desde un teléfono móvil y un llamativo androide mueve su cabeza ante la presencia de cualquiera que pase a su lado. Las mentes detrás de todas esas creaciones saben que aún deben pulir sus proyectos, que están apenas en una etapa inicial. Sin embargo, para ellos el trabajo pendiente no es una barrera para explicar el funcionamiento de sus invenciones.

Convocados por el Festival de Robótica y Programación Liber.ar, que se realizó días atrás en Tecnópolis, estos inventores de distintas provincias tienen sólo 18 años y son parte de la primera camada de alumnos de 300 colegios que buscan promover la programación en el país.

"Una de las cosas que más me gustaron de este encuentro fue el acercamiento que tuve a la programación por medio de la robótica", dice Ailén Alves, integrante del equipo de la Escuela de Educación Secundaria Técnica N° 2 de Olavarría.

Y agrega: "Pude experimentar cómo cada línea de código se reflejaba en las acciones del vehículo basado en una placa Arduino [una popular plataforma para desarrollar este tipo de proyectos], controlado desde una aplicación móvil para un dispositivo con Android".

El encuentro convocó a 30 de los 300 colegios de la Red Escuelas que Programan, una iniciativa del Ministerio de Educación de la Nación que asiste a maestros con un equipo de 900 facilitadores para proyectos tecnológicos educativos.

Para los alumnos de la Escuela Técnica Provincial Aristóbulo Belmonte, de San Salvador de Jujuy, la programación no representó un problema en su proyecto de robótica. "Necesitábamos mostrar de una forma atractiva todo el trabajo de integración entre las líneas de código, las placas Arduino y el uso de pequeños motores, y ésa fue la tarea más difícil. Armamos una estructura que emula la figura de un robot Terminator, con diferentes materiales que teníamos a mano: papel, madera, enduido y pintura", señaló Juan Vidaurre.

El uso de objetos cotidianos también estuvo presente en uno de los prototipos de los alumnos jujeños con un brazo robótico hecho con sorbetes, hilos de pesca como tensores y un pequeño motor integrado a una placa electrónica. Sin saberlo, y a su manera, experimentaron un tipo de diseño biológico, alejado de las estructuras metálicas rígidas de las extremidades de los androides que son...

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