La profunda crisis que estalló en la Semana Trágica

Entre el 7 y el 14 de enero de 1919 la ciudad de Buenos Aires sufrió una crisis social que, por su magnitud y desarrollo, quedó inmortalizada en nuestra historia como la Semana Trágica.

En diciembre de 1918, los obreros de la Compañía Argentina de Hierros y Aceros , fundada por Pedro Vasena, se declararon en huelga para obtener mejoras salariales y reducción de la jornada laboral.

Por aquel tiempo se sentían los efectos económicos, comerciales y sociales de la Primera Guerra Mundial (1914-1918); en Rusia había triunfado la Revolución Bolchevique (1917) y en la República de Weimar fracasaron las iniciativas de los comunistas alemanes (enero de 1919). En la Argentina, el gobierno del presidente Hipólito Yrigoyen había enfrentado intensas jornadas durante las huelgas de 1917 y la Reforma Universitaria (1918).

El 7 de enero de 1919 los huelguistas de los Talleres Vasena se enfrentaron con policías y rompehuelgas. Por ello, las dos centrales obreras de la época, la FORA anarquista y la FORA sindicalista, declararon huelga general para el 9 de enero.

Buenos Aires se convirtió en un caos: violencia, muertos, heridos, detenidos, incendios, saqueos , destrozos, vandalismo. Los huelguistas, con fuerte apoyo anarquista, atacaron comisarías y negocios; saquearon armerías; destrozaron y sabotearon medios de transporte; levantaron barricadas y paralizaron actividades productivas, comercio y servicios.

El 9 de enero, un grupo importante de obreros atacó el templo del Sagrado Corazón de Jesús Sacramentado y el asilo de huérfanas Casa de Jesús, pertenecientes a las Hermanas Adoratrices de Jesús Sacramentado. Los huelguistas derribaron las puertas, provocaron actos de saqueo y vandalismo y, finalmente, incendios en ambos edificios. Se destrozó, saqueó y prendió fuego a imágenes religiosas, altares, objetos litúrgicos, obras de arte, indumentaria sacerdotal y elementos utilizados para atender a las niñas huérfanas.

Las hermanas de la congregación y las niñas huérfanas escaparon justo a tiempo , mientras fuerzas de bomberos y policía fueron rechazadas en un primer enfrentamiento con los huelguistas, pero regresaron con suficientes refuerzos y lograron dispersar a los obreros y apagar los incendios. Así, la huelga general promovida por los anarquistas, además de luchar por razonables reivindicaciones obreras, buscó herir el sentir espiritual de buena parte de la población porteña, al atacar instituciones religiosas, consideradas por el anarquismo como símbolos...

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