Un proceso que se agotó en dos años

La ola de compras externas en el sector comenzó en marzo de 2004, cuando, repuesta de la aftosa, la Argentina recuperaba el 3° puesto en el comercio mundial de carnes: Cargill, la mayor empresa no cotizante de Estados Unidos, le compró la mitad de Finexcor a la familia Zymnis, que estaba en el negocio desde principios de los 60. Finexcor era el mayor exportador de carne bovina del país: en 2004 despachó más de 33.000 toneladas, por casi US$ 83 millones. Un año después Cargill compró la otra mitad. El monto que nunca se reveló, pero se cree abultado.A fin de 2005, JBS (por entonces llamado Friboi), el mayor frigorífico de Brasil, de la familia Mendonça Batista, le compró Swift, el 8° exportador en 2004, a Carlos Oliva Funes. Se dijo que los brasileños habían pagado unos US$ 200 millones por esta compra. A fin de 2006 y en remate judicial, JBS pagó US$ 42,8 millones para quedarse con dos plantas de la quebrada CEPA, durante un par de décadas el más moderno frigorífico elaborador y exportador, creado a principio de los 70 por Terry Moché.Un crecimiento también explosivo, aunque en principio más orientado al valor agregado, tuvo el segundo mayor frigorífico de Brasil, Marfrig, del joven distribuidor de carne paulista Marcos Molina. En 2006, le compró Argentine Breeders y Packers...

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