Sobre un problema envasado

El vino se pone mejor con los años, mientras su botella de vidrio se mantiene en el mismo estado desde que se fabrica hasta que la naturaleza la degrada, 4000 años después.En tanto, su álter ego de plástico no para de multiplicarse. Sólo en Estados Unidos se consumen por semana la cantidad de botellas de polietileno necesarias para rodear cinco veces el planeta Tierra. Además, con el petróleo que se requiere para producirlas podrían funcionar un millón de autos por un año.Ninguna de las dos opciones parece ser amigable con el medio ambiente, pero se puede pensar, paso a paso, cuál es la menos peor.Empezando por el momento de su fabricación, la botella de vidrio parecería tener un gran aspecto a favor, el de estar hecha de materiales naturales como arena y piedra caliza, en vez del gas de petróleo, y uno en contra: se trabaja a 500°C, es decir, dos veces la temperatura necesitada para el plástico. Una vez que las botellas de vidrio se rellenan de contenido hay que transportarlas teniendo en cuenta el peso, que en su caso es una desventaja, porque requiere más camiones, fuerza y energía que la misma cantidad de botellas de plástico.Luego del uso se abren tres posibilidades: reutilizar la botella, reciclarla o tirarla a la basura, lo que ocurre en un 80% de los casos. Tanto la botella de vidrio como la de plástico se pueden volver a rellenar, siempre considerando que las plásticas están hechas de un material que sirve para un solo uso, ya que con el lavado no puede esterilizarse tanto como la primera vez.El estadounidense Scott Vitters, director global de packagings sustentables de Coca-Cola, habla de las implicancias del proceso de reciclado: "El desafío con el vidrio y metal es que se necesitan hornos de fundición que significa una cantidad crítica de energía. Muchas veces la gente se olvida de esa parte". Romina MacGibbon, licenciada en Ciencias Ambientales y editora de la ONG ambientalista Sustentator, explica que el problema es que se fomenta el uso del polietilén tereftalato (PET) en vez de invertir fondos en mejorar el reciclado del vidrio, algo anticuado y poco práctico.De terminar en la basura, tanto las botellas de vidrio como las de plástico ocuparían espacio durante siglos, ya que los rellenos sanitarios son espacios anaeróbicos: ni el aire ni el agua llegan a todas las capas de basura que se mantienen estáticas y con menos posibilidad de degradarse y volver a la tierra.Si un vaso de vidrio en una casa resiste hasta 3000 usos y una botella de...

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