El problema de la democracia

AutorJorge Edmundo Barbará
CargoDoctor en Derecho y Ciencias Sociales. Profesor Titular Regular de Derecho Político en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba. Presidente de la Asociación Argentina de Derecho Político (AADP)
Páginas49-68
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EL PROBLEMA DE LA DEMOCRACIA*
THE PROBLEM OF DEMOCRACY
Jorge Edmundo Barbará**
Resumen: La democracia se fundamenta en el principio de la libertad,
y éste tiene base en la idea de la igualdad. La experiencia de un sistema
político edicado sobre estas ideas se vincula a Atenas, con su demo-
cracia directa en el período de la denominada Constitución de Clíste-
nes. En la modernidad, la democracia se vincula con la representación
política. Sin embargo, los principios propios de la democracia resultan
considerablemente reducidos en su vigencia práctica o real, en los siste-
mas políticos instrumentados a través del diseño representativo, con el
método de la elección, en razón del carácter aristocrático u oligárquico
inherente a ese diseño. Es, pues, un problema crucial de la democracia.
Palabras-clave: Democracia - Libertad - Igualdad - Representatividad.
Abstract: Democracy is based on the principle of freedom, and this is
based on the idea of equality. e experience of a political system built
on these ideas is linked to Athens, with direct democracy in the period
of the so-called Constitution of Clístenes. In modernity, democracy
is linked to political representation. However, the proper principles
of democracy are considerably reduced in practice or actual force, in
political systems instrumented through representative design with the
method of choice, because of the aristocratic or oligarchic character
inherent in that design. It is a crucial issue of democracy.
Keywords: Democracy - Freedom - Equality - Representativeness.
Sumario: I. La democracia se fundamenta en el principio de la liber-
tad.- II. Por qué el valor que vertebra la democracia es la libertad.- III.
La democracia directa ateniense.- IV. La República representativa ¿y de-
mocrática? 1. Hobbes y la representación. 2. Locke y la representación.
3. Rousseau y la representación.- V. Reexión nal.- VI. Bibliografía.
I. La democracia se fundamenta en el principio de la libertad
La distancia que media entre que yo me gobierne a mí mismo según mi entera li-
bertad, es decir según mi plena autodeterminación, y que otro u otros me gobiernen,
*El presente trabajo reconoce una primera versión, presentada en el XI Congreso Nacional de De-
recho Político, UNNOBA, Pergamino, 2014. El trabajo ha sido recibido el 7 de septiembre de 2016 y ha
sido aprobado para su publicación el 29 del mismo mes y año.
**Doctor en Derecho y Ciencias Sociales. Profesor Titular Regular de Derecho Político en la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba. Presidente de la Asociación
Argentina de Derecho Político (AADP).
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es decir que ese otro o esos otros establezcan el orden de conductas que debo obligato-
riamente observar bajo amenaza de coacción, mide la pérdida de mi libertad personal.
A poco que se repare en la cantidad virtualmente ilimitada de constituciones, leyes
y decretos nacionales y provinciales, ordenanzas y decretos municipales, organismos
públicos nacionales, provinciales y municipales pertenecientes a las respectivas ad-
ministraciones centralizadas, descentralizadas y autárquicas facultadas para producir
actos y normas legales, en el aumento de las reglamentaciones de todo tipo y naturaleza
emanadas de una expansión de las estructuras estatales en razón de la mayor diferen-
ciación que impone el principio de división del trabajo social para atender las cada
vez más crecientes necesidades sociales, a las que deben agregarse las reglas sociales
constitutivas de usos y costumbres, que debemos observar bajo amenaza de algún tipo
de coacción, podremos advertir que nuestro espacio de plena autodeterminación, es
decir de ejercer mi entera libertad, es prácticamente nulo.
Es cierto que puedo elegir entre alternativas a lo largo de mi vida, si es que real-
mente estoy en condiciones de elegir, y que ello signicaría cierto grado de libertad, pero
en realidad puedo elegir entre alternativas de antemano regladas, es decir, de alguna
manera permitidas o limitadas por un orden de conductas establecido por un dominio
ajeno, es decir, por ordenaciones jurídicas o sociales heterónomas, no autónomas.
Este es, precisamente, el quid de la democracia.
¿Cómo es que la democracia signica la creencia de que constituye el sistema de la
libertad y autogobierno si el sistema estatal y social en que ella se desenvuelve la niega
o la transforma en una cción?
A la instrumentación utilizada para superar el quid o dicultad señalada la deno-
mino la grieta y el límite institucional de la democracia.
Me reero concretamente al sistema representativo aplicado tanto en las democra-
cias consolidadas cuanto en las más jóvenes.
II. Por qué el valor que vertebra la democracia es la libertad
El valor que da vida a la democracia es la libertad porque ésta deriva de la igualdad.
En rigor, la democracia se fundamenta en ambos valores: libertad e igualdad.
Decimos que la libertad deriva de la igualdad porque de la armación consistente
en que un hombre o, lo que es idéntico, una mujer, es igual a otro u otra, surge la nega-
ción de que uno debiera mandar a otro. Ello signica que cada persona no debiera sino
obedecerse a sí mismo, cada uno debiera seguir la conducta que libremente decida,
cada uno debiera ejercer su libertad en el sentido de autodeterminación (1).
(1) Hans Kelsen precisa la recíproca correspondencia conceptual que reclaman la comprensión de los
valores igualdad-libertad en relación al ideal la democracia en los siguientes términos: “En el ideal de la
democracia -al que por ahora hemos de referirnos, y no a las realidades políticas más o menos próximas al
mismo- convergen dos postulados de nuestra razón práctica y reclaman satisfacción dos instintos prima-
rios de la vida social. En primer lugar, la protesta contra la coacción resultante del estado social, la reacción
contra la voluntad extraña, ante la cual la propia tiene que doblegarse, y la retorsión contra la heteronomía.

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