Cuando lo privado es político

Miriam Quiroga tenía pensado escribir un libro diferente al que, finalmente, decidió publicar. La historia que quería contar la ex secretaria privada de Néstor Kirchner era otra, más jugada, más íntima, y tal vez más verdadera.Pero por alguna razón que sólo ella sabe, sobre el final decidió modificar su testimonio y contarle a la gente sólo una parte de sus años con Néstor; de hecho, así se llama el libro, Mis años con Néstor y todo lo que vi, título de por sí ambiguo y sugerente, como los son sus declaraciones públicas.En el libro que vio finalmente la luz, nada de eso se relata. Y quien quiera saber más se llevará un chasco."Amé a un hombre que me mostró que, con su pasión, siendo soñador y rebelde, pretendía cambiar la situación que vivía el país", volvió a amagar esta semana en declaraciones radiales la ex directora del área de Documentación de la Presidencia, en una nueva vuelta de tuerca a sus definiciones recientes, en las que venía describiendo su relación con el ex presidente con la más lavada etiqueta de "afecto e intimidad"."Néstor me celaba" o "me chequeaba todo el tiempo", se puede leer en el prólogo de su libro, escrito por un colega santacruceño con el indudable aval de Quiroga. Frases que no están escritas por casualidad, ni son un descuido, sino los restos del libro que no fue. O las contraseñas culturales de lo que la ex secretaria privada del santacruceño, quien además afirma haber sido testigo de una red de lavado de dinero, quiere decir sin decir."No quiere irritar a Cristina más de lo que ya está", justifican amigos que la conocen.Pero, ¿qué relevancia política podría tener contar una relación de intimidad o buscar saber si existió o no esa relación? ¿No es inmiscuirse indebidamente en la vida privada de los dirigentes políticos que, en todo caso, sólo deberían ser juzgados por sus políticas o por sus acciones públicas, obviando los tramos de su vida privada?Aún recuerdo el acalorado debate que se dio en un foro profesional de periodistas cuando la revista Noticias publicó en su portada la historia de cómo la Presidenta había echado a Quiroga de su puesto para colocar en su lugar a una chica de La Cámpora. "La otra viuda" había titulado el semanario de Fontevecchia.Los periodistas simpatizantes del oficialismo pusieron el grito en el cielo en aquella polémica profesional: revelar aquella supuesta historia era ensuciar a Néstor, concluyeron. Otros defendimos la pertinencia de contarlo, aunque por distintos motivos y con diversos...

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