Priorizó a un interlocutor, como lo hizo Kirchner

Antes de asumir la presidencia, Mauricio Macri escenificó ayer quién será su interlocutor gremial. Priorizó una foto intimista con Hugo Moyano y dejó a un lado al corporativismo sindical que se anida bajo las siglas de la CGT o de la CTA. Durante el inicio de su gestión será así, más allá de que en sus primeros días al mando del país convocará a una suerte de diálogo económico y social, con gremios y empresarios.

El triunfo electoral de Macri reposicionó inesperadamente a Moyano. Cuando su poder estaba amenazado y era empujado para irse de la CGT, las urnas le devolvieron el protagonismo perdido después de su irreconciliable pelea con el kirchnerismo, del que fue aliado y defensor durante ocho años. Comprobó ayer que a partir de ahora recuperaría privilegios e influencia. Tanto o más que lo que le concedió Néstor Kirchner, en 2003.

Su poder volvería a florecer, a pesar de no haber tallado en las designaciones de los ministros de Trabajo y de Transporte, dos áreas en las que había insinuado con coparlas con tropa propia, pero que Macri resistió y confirmó a Jorge Triaca y Guillermo Dietrich, respectivamente. De hecho, el presidente electo reforzó ayer su decisión con un gesto: ubicó a los dos funcionarios cuestionados a su lado, de frente al jefe de la CGT con base en Azopardo.

El respaldo de Moyano al macrismo antes del ballottage, cuando la mayoría de los sindicatos se había volcado hacia Daniel Scioli, comenzó a dar sus frutos: la reunión dio una pista por dónde vendrían los vínculos: el negocio de la recolección de basura y el transporte. No fue casual que Moyano haya asistido al almuerzo con Jorge Mancini y Omar Pérez. Mancini nacionalizaría el modelo del Ceamse y Pérez es el representante moyanista en la estratégica confederación de gremios del transporte. En los próximos días, un aliado del...