Principio de desencanto de la marina mercante con el Gobierno

Delegar puede ser sinónimo tanto de administrar eficientemente como de correr riesgos peligrosamente. En el transporte por agua, el Gobierno entendió que iba por la primera acepción. Los empresarios y sindicatos ya sienten que están bien entrados en la segunda.

Ni los armadores ni los gremios fluviales ven un escenario claro en Puertos y Vías Navegables, o en el propio gobierno, del modelo de marina mercante que se quiere. "Los funcionarios sólo son confiables cuando defienden el interés de todos y cuando cumplen su palabra", deslizó un desencantado Julio González Insfrán, secretario del Centro de Patrones y Oficiales Fluviales, que, no obstante, defiende abiertamente el proyecto de Macri.

Nada cambió en la situación de la marina mercante a pesar de que conceptos como "promoción de la hidrovía" y "reducción de costos logísticos" son regularmente usados en discursos oficiales. Desde la cartera a cargo del área no se siente el pulso. Y hasta parecen haber movidas contrarias al desarrollo de la navegación fluvial nacional.

En primer lugar, porque están propiciando que los waivers -una excepción a la ley de cabotaje (que establece que entre dos puertos argentinos el transporte debe hacerse en buques de bandera nacional) que permite el charteo y navegación de buques y tripulaciones de terceras banderas- se transformen en una regla ordinaria y regular. Lo escandaloso es que sean las empresas del Estado (como Cammesa e YPF) las que propicien esta situación, emitiendo licitaciones que el sistema armatorial argentino no...

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