Desde los primeros meses de vida

El acceso a una alimentación saludable es un derecho básico que en los primeros años de vida cobra un rol trascendente para asegurar un buen desarrollo físico y mental a futuro. Nacer con bajo peso y no recibir los nutrientes adecuados durante los primeros mil días de vida, esos mil días clave que van desde la concepción hasta finalizado el segundo año de vida, deja una cicatriz en cada niño que va a repercutir en su vida para siempre.

"Aun con asignaturas pendientes, las políticas de salud de los gobiernos que se sucedieron en las tres décadas de democracia han coincidido en priorizar la nutrición materno-infantil, esa ventana de oportunidad que en los últimos años ya muchos conocen como la de los mil días críticos o esenciales. Si se compara con los casi 80 años de esperanza de vida que hoy tenemos los argentinos, aquellos mil días apenas representan el 3%. Sin embargo, esa pequeña brecha temporal es la más significativa en términos de intervenciones nutricionales: jamás en la vida se vuelve a crecer, ni la estructura cerebral a desarrollar, ni la conducta alimentaria a formar, ni el sistema inmunológico a consolidar, como se lo hace en esos mil días", explica Sergio Britos, director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (Cepea), profesor de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA y miembro de la red Nutrición 10 Hambre Cero.

Crecimiento, desarrollo de la inteligencia, formación de la conducta alimentaria y del sistema inmunológico son pilares tempranos que se programan según el estado de nutrición y cuidados en salud y ambientales de la madre y el niño en esos mil días. "La lactancia materna no es la única, pero sí quizá la más paradigmática de las intervenciones que deben asegurarse en ese momento de la vida. Cualquier esfuerzo de promoción, preparación, facilitación, legislación protectora, es poco frente a la importancia de que todos los niños que nacen puedan acceder y sostener la lactancia materna, haciéndola exclusiva en los primeros seis meses. A todos los beneficios que siempre se le reconocieron (inmunológicos, especificidad nutricional, gratuidad y apego), la ciencia ha ido agregando otros como que la lactancia es la primera maestra del gusto por la comida saludable (la leche de madres que comen verduras o frutas transmite sabores que inducen una mayor aceptabilidad futura en los niños) o que en un mundo que afronta la epidemia de obesidad, la lactancia es un primer agente de...

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