Primero de mayo. Lucha y Compromiso

AutorMirador Nacional

Ya en las Misiones Jesuíticas el horario de trabajo era de ocho horas diarias, con un descanso en la siesta y feriado desde el mediodía del sábado. Por las Ordenanzas de Alfaro (1611) se extendió a toda la zona de la Encomienda (trabajo agrario colonial español) el descanso semanal desde el mediodía del sábado, dando por resultado que el “sábado español” es anterior o al menos contemporáneo al “sábado inglés”, tomado luego como modelo por los países occidentales que rechazaron todo lo que tuviera sabor a España. No es de extrañar que Balegrano, al jurar la Bandera Nacional en las barrancas del Paraná (27.02.2812) impusiera la jornada de ocho horas de trabajo, mucho antes del convenio n° 1 de la OIT.

La industrialización primero y la globalizacion después destruyeron esos sueños. Por eso, recordar el Primero de Mayo es sobre todo un compromiso para que los derechos económicos, sociales y culturales se cumplan.

Vale el dato histórico, a condición de seguir bregando por la justicia social.

Lucha obrera para negociar la jornada laboral

Fuente: Rodolfo Capón Filas, Derecho del Trabajo, Platense, La Plata, 1998, párrafo 370.

El 1 de Mayo, Día del Trabajo, recuerda la lucha obrera por la jornada laboral de ocho horas. Commemora la represión sangrienta de las huelgas desatadas en los Estados Unidos para conseguir dicho límite.

El Congreso estadounidense había sancionado el 25 de junio de 1868 la ley Ingersoll por la que la jornada en los trabajos públicos se fijaba en 8 horas mientras en la actividad privada continuaba en 11 ó 12. Las organizaciones sindicales concretan una entidad nacional, la Federación Sindical, con sede en Pittsburg (1881) posteriormente transformada en la...

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