Intervenciones federales durante la primera y segunda presidencia del General Juan Domingo Perón 1946-1955

AutorAlfredo Vítolo
Páginas493-534

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En febrero de 1943 -hay quienes sostienen que fue en marzo- una veintena de coroneles y tenientes coroneles de orientación nacionalista decidieron actuar política y orgánicamente en lo que se llamó Grupo Organizador y Unificador, luego denominado Grupo Obra de Unificación, pero siempre más identificado con la sigla GOU.

La estructura de ese grupo y las pretensiones de sus integrantes se institucionalizaron en el documento "Bases" que, en sus dos versiones, transcribe Potash en su ensayo"Perón y el GOU". Eran jefes y oficiales combatientes del Ejército -según expresaban- que se unían espiritual y materialmente en una organización vertical para asegurar el mantenimiento de la neutralidad y la primacía militar, defendiéndose de la política que, con sus avances en el campo social e institucional, ponían en peligro la existencia del Ejército y del mismo Estado. Consideraban al comunismo, la masonería y el judaísmo como los máximos enemigos de la patria y pretendían impedir la formación de un"Frente Popular" que, conformado por los partidos políticos opositores, pudiese llegar al poder. Sus jefes máximos eran los coroneles Juan Perón y Emilio Ramírez, quienes actuaban como coordinadores, y los tenientes coroneles Mercante, González, De la Vega y Montes, entre otros168.

Resultaba evidente que, por sus concepciones y sus postulados, estábamos frente a una agrupación de corte fascista y proalemán. La defensa de la neutralidad, como se demostraría luego, no era sino la excusa para disimilar la identificación con la Alemania nazi. La exaltación de lo militar, la verticalidad y la obediencia ciega al superior, son factores que corroboran aquella calificación. Por otra parte así lo han confirmado los documentos que, posteriormente, exhumaron los historiadores.

El GOU, tan pronto se organizó, comenzó a expandirse al estilo logia en las guarniciones y regimientos de todo el país. A cada oficial que se incorporaba a la organización se le exigía la firma de la solicitud de retiro de la fuerza, sin fecha, como método infalible para asegurar su total obediencia. Se instrumentaban también tareas de espionaje interno y de controles recíprocos.

El 4 de junio de 1943 las Fuerzas Armadas, encabezadas por Rawson que no respondía al GOU, destituyeron al presidente Castillo y ocuparon el gobierno. Decían que el golpe de estado denunciaba el sistema de venalidad, fraude, peculado y corrupción del gobierno derrocado y que el movimiento era esencialmente constitucional. El golpe de estado, en nuestro criterio, no se hizo precisamente para restaurar la democracia. Más bien comportó la reafirmación del carácter antidemocrático que tenía el sistema y tendió a definir el conflicto existente entre el poder político fraudulento y las Fuerzas Armadas169.

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Producido el derrocamiento del presidente Castillo, el general Rawson creyó ser el jefe real del movimiento y como tal tener el poder suficiente para designar por sí a sus ministros y demás colaboradores. Así fue que, sin consultar a los miembros del GOU, ofreció varias carteras ministeriales a personalidades civiles, sobre todo a dirigentes conservadores. Bastó que se conocieran los nombres de los nominados para que los auténticos dueños del poder hicieran saber al presidente que no contaba con el respaldo de las Fuerzas Armadas. Obviamente ello determinó su renuncia a la presidencia cuando sólo habían transcurrido 48 horas de su designación.

Al renunciar el general Rawson, asumió como presidente el general Ramírez, que era un oficial vinculado al GOU que, aunque no pertenecía a sus cuadros, no oponía mayores reparos a aceptar la conducción de éstos.

Mientras los cambios en la presidencia se sucedían, el coronel Perón crecía políticamente. Se hizo designar en el Departamento de Trabajo, luego jerarquizado como Secretaría de Trabajo y Previsión, con retención de su cargo militar. Desde esas nuevas funciones comenzó a establecer vinculaciones con los dirigentes obreros. Después de vivir en Italia la experiencia fascista en su máximo esplendor, Perón comprendió que resultaba imposible estructurar un movimiento nacional, vertical y de características corporativas, sin una importante base sindical que lo sustentara.

Al poco tiempo, las circunstancias nacionales e internacionales obligaron al presidente Ramírez a renunciar y fue reemplazado por el general Farrell, designándose al coronel Perón como vicepresidente, titular del Ministerio de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión. A partir de allí todo el poder quedó en sus manos.

Algunos mandos militares, preocupados por el excesivo poder que acumulaba el coronel Perón, lo desplazaron y lo

Page 495 remitieron detenido a la Isla Martín García. Los sindicatos, que se habían estructurado alrededor de la Secretaría de Trabajo y Previsión, movilizaron a los trabajadores del Gran Buenos Aires que, el 17 de octubre de 1945, se reunieron en Plaza de Mayo exigiendo la libertad del Coronel. Ante la presión de la multitud, el Gobierno militar accedió a la libertad de Perón, quien a partir de ese momento lideró el movimiento trabajador.

En esas condiciones el Gobierno de la revolución decidió convocar a elecciones generales en todo el país para el mes de febrero de 1946. A la misma concurrieron la Unión Democrática, agrupación de fuerzas políticas nucleadas alrededor de la UCR, y el movimiento liderado por Perón que se conformó con dos nuevas agrupaciones: el Partido Laborista y la UCR Junta Renovadora, además de algunos otros pequeños grupos de características independientes.

Todo hacía presumir a la vieja dirigencia política que la Unión Democrática se impondría con cierta comodidad, ya que la candidatura de Perón parecía sólo encontrar eco en las barriadas obreras del Gran Buenos Aires. Sin embargo, a medida que aparecían los resultados quedaba demostrado que existía una gran paridad de fuerzas entre ambos candidatos. Al conocerse el resultado final y a pesar de no ser muy grande la diferencia de votos, por el sistema de elección indirecta con Colegio Electoral y adjudicándose los dos tercios de las candidaturas a la lista ganadora, la fórmula Perón-Quijano obtuvo 304 electores contra 72 de la fórmula Tamborini-Mosca. Perón había sido elegido, legítimamente, como presidente de los argentinos170.

Asumió el cargo el 4 de junio, pero antes fue reincorporado al Ejército y ascendido a General de Brigada. En mayo disolvió Page 496 a los partidos que lo apoyaron y creó el Partido Único de la Revolución Nacional.

1. Intervenciones federales durante la primera presidencia del general Juan Domingo Perón
1.1. Intervención a la provincia de Catamarca por ley Nº 12 829

La tendencia de Perón a conformar un poder hegemónico y personal era evidente. Juan Vicente Sola nos dice al respecto:"Con la intervención a Catamarca aparece una figura novedosa en la interpretación de la forma republicana de gobierno, que había sido utilizada para derrocar gobiernos provinciales desafectos pertenecientes a otros partidos. A partir de este caso se derroca gobiernos pertenecientes al mismo partido gobernante, pero que a pesar de ser una parte de la coalición gobernante no aceptaban el liderazgo del presidente de la Nación. Luego ocurrió también en casos de desinteligencias entre el gobernador que era jefe político local y el presidente como jefe del partido, pero en el orden nacional. Es decir, que la intervención federal fue el medio de resolver, en forma enérgica y en desmedro de las autonomías provinciales, las rencillas internas de los partidos políticos gobernantes. El unitarismo en la organización de ciertos partidos superó la estructura federal constitucional"171.

El primer brote disidente, como señala Hugo Gambini en Historia del Peronismo, nació en Catamarca, donde los miembros del Partido Laborista comenzaron a disputarse las posiciones Page 497 del poder, generando un conflicto entre el Gobernador y la Legislatura172.

El gobernador Pacífico Rodríguez presionaba para que la Legislatura provincial confirmara a Antonio Fausto Mercado como intendente municipal de la ciudad capital, al que todavía no se le había dado el necesario acuerdo del Senado local. Los legisladores provinciales, capitaneados por el senador nacional Vicente Leónidas Saadi, se negaban a darle el voto. Cuando la muchedumbre instada por Rodríguez intentó tomar el edificio de la Legislatura, el ministro del Interior Borlenghi ordenó a las fuerzas federales de la policía que se encontraban en la provincia reprimir el ataque y evitar que los manifestantes se apoderaran del edificio. Mientras tanto los legisladores provinciales iniciaron juicio político al Gobernador, acusando al Intendente de movilizar a sus partidarios para lograr el acuerdo que necesitaba para permanecer en el cargo.

A los pocos días la situación se tornó incontrolable. El gobernador...

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