Un presupuesto que se transformó en un tenso plebiscito para la política económica

Hay pocos emprendimientos menos épicos en política que lograr la aprobación de un . La "ley de leyes" no deja de ser una proyección contable que se trata todos los años y que en la Argentina suele generar nostalgia apenas se cruza el primer trimestre del año siguiente. Por ejemplo, el que se aprobó a fin de 2017 pronosticaba una inflación de 15%, un dólar de $19 y un crecimiento de 3,5%.Pero este año el tratamiento del presupuesto viene arropado en un contexto que le augura un carácter especial: es una suerte de plebiscito parlamentario del giro económico que adoptó el Gobierno para enfrentar la crisis que lo azota desde abril pasado. Es la prueba más desafiante en la que se pondrán en juego no solo el concepto de déficit cero que guía el proyecto y que justifica un fuerte ajuste del gasto, sino también el nuevo acuerdo con el , las bandas cambiarias y las subas de tarifas. Es más un debate de política económica que de números técnicos. Y esta vez va a tener épica: negociaciones interminables con los gobernadores hasta último momento, legisladores que giren en el aire, marchas afuera del Congreso y nervios del Gobierno para aprobarlo antes de que se instale el show del , donde aspira a mostrarle al mundo que la Argentina es un país normal.La Casa Rosada pasó de un cálculo optimista hace dos semanas, que auguraba unos 140 votos afirmativos (11 más que el quorum) a admitir que "si ganamos por uno festejamos". No temen un rechazo, pero...

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