Un presupuesto que apuesta al gradualismo

La presentación del presupuesto para 2018 ha dejado en claro que la corrección del desequilibrio fiscal será lenta y que, mientras éste subsista, continuará financiándose con endeudamiento. La apuesta gubernamental no explicitada es que los mercados internacionales permanecerán abiertos a las nuevas emisiones de deuda argentina y que las tasas de interés se mantendrán en el mundo en los bajos niveles actuales. Visto con más profundidad, se está asumiendo que no habrá crisis internacionales que impacten más sensiblemente en los países con calificaciones débiles. En este sentido, si bien el gobierno argentino ha elevado notablemente su reputación internacional, todavía se encuentra convaleciente en materia financiera y aún permanece categorizado como economía de frontera.

En los 13 años previos al inicio de la gestión presidencial de Mauricio Macri, el gasto del Estado pasó del 30% del PBI al 47%. Éste es un porcentaje insostenible para un país con nuestro grado de desarrollo. En ese mismo lapso la cantidad de personal empleado en la administración nacional aumentó un 61%. Sin embargo, esto no significó ninguna mejora en los servicios del Estado. El nuevo personal engrosó una burocracia en expansión, que, por sobreabundante, redujo paradójicamente su eficiencia. El gobierno nacional iniciado el 10 de diciembre de 2015 no hizo crecer su planta de personal, pero expandió el número de ministerios y unidades administrativas y continuó apelando a contrataciones a través de universidades. En defensa de esta política de no reducir el personal, se argumentó que el porcentaje del gasto en remuneraciones es sensiblemente menor que el erogado en jubilaciones o en planes sociales. Pero con seguridad esta política produjo un indebido efecto demostración sobre las provincias y municipios, que durante 2016 y 2017 han continuado aumentando su personal.

El proyecto de presupuesto postula un crecimiento económico del 3,5% para 2018, después de un 3% estimado para el año en curso. La inflación proyectada para el año próximo es del 15,7%, previéndose una devaluación del dólar del mismo tenor, o sea, el mantenimiento del tipo de cambio real. El gasto corriente nominal presupuestado para 2018 es un 14,6% superior al de 2017, lo que significa un reducción de sólo el 1% a moneda constante. Este ajuste será obtenido casi excluyentemente por la recuperación tarifaria en la energía y el transporte, y la consiguiente disminución de los subsidios. No obstante, también...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR