El Presidente y la vice, entre generosidades y traiciones

Cristina Kirchner y Alberto Fernández: ¿un contrato roto?

El tan esperado mensaje de Cristina Kirchner en Chaco pasó con más pena que gloria. Fue un discurso impropio de alguien que recibe un doctorado honoris causa y más asimilable al de una sesión de terapia que al de una clase magistral en una universidad. Abundaron las inconsistencias y las contradicciones, junto a irrelevantes disquisiciones semánticas como el significado de las palabras "pelea" y "debate", infidencias y asociaciones libres. Sigmund Freud describía a la asociación libre como aquel método propio de la técnica psicoanalítica mediante el cual el paciente analizado expresa todas sus ocurrencias, ideas, imágenes, emociones, pensamientos, recuerdos o sentimientos tal como se le presentan, sin ningún tipo de selección ni estructuración del discurso, sin restricciones ni filtros, aun cuando el material le parezca incoherente, desprovisto de interés, impertinente o impúdico. Algo semejante a lo que ofreció la vicepresidenta de la Nación a lo largo de casi una hora y media.

La expectativa en torno de la presencia de Cristina Kirchner en la Universidad Nacional del Chaco Austral se justificaba por el hecho de que la guerra fría que sostienen Alberto Fernández y ella había escalado durante la última semana hacia una instancia más grave, en la que el cristicamporismo no dudó, por primera vez, en atacar blancos fijos con artillería más pesada, cuyas esquirlas pueden impactar de lleno en la gestión económica del gobierno nacional y en el propio jefe del Estado.

"El Gobierno es nuestro". La resonante frase de Andrés "Cuervo" Larroque desnudó las apetencias del cristinismo y su particular concepción acerca del modesto rol que le cabría dentro de la coalición gobernante a Alberto Fernández , a quien el dirigente de La Cámpora acusó de querer llevarse el Gobierno a su mesita de luz. Surgieron cuestionamientos directos, con nombres y apellidos, que apuntaron contra los ministros Martín Guzmán , Matías Kulfas y Claudio Moroni , y se dejó trascender que el cristinismo reclamaba una "mesa política" que fijara los ejes de acción del Gobierno. El sinceramiento de Larroque confirmó todo lo que meses atrás había transmitido la exdiputada cristinista Fernanda Vallejos , cuando tildó al Presidente de "okupa" y "mequetrefe" , y lo cuestionó por no allanarse a las decisiones de su jefa política.

Cristina Kirchner, en el Chaco

Este sentimiento imperante en el cristinismo acerca del pobre papel de...

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