El Presidente, en un jardín envenenado

En mangas de camisa y con un entusiasmo de barricada, el fantasmal escribano Bitell lo anticipó mejor que nadie: "La cuestión es liberación o dependencia -gritó en 1983-. Y nosotros?¡vamos a optar por la dependencia!" Fue ovacionado. Sabemos que Menem convirtió ese hilarante y fogoso equívoco en una praxis seria, y ahora vemos con cierta perspectiva histórica que los Kirchner también siguieron ese programa invertido: nadie hizo tanto como ellos por destruir la reputación del Estado, manchar los organismos de derechos humanos y desacreditar el progresismo. Pero donde pusieron especial empeño fue en entregar la soberanía energética, hito que revuelve las osamentas de Perón y Mosconi. En esta tarea reaccionaria de demolición, los apóstoles de Bittel tuvieron enorme éxito: recibieron el petróleo, el gas y la electricidad con estándares satisfactorios, con capacidad para proveer al mercado doméstico y en algunos casos con excedentes para una jugosa operación exportadora. Doce años después queda tierra arrasada: el cuarto país con más recursos no convencionales de petróleo y el segundo en gas a nivel mundial, perdió el autoabastecimiento, atraviesa una crisis severa y registra una insólita dependencia de Bolivia, Uruguay, Paraguay, Brasil, Qatar y Trinidad y Tobago. Estos curiosos entreguistas disfrazados de emancipadores reventaron el patrimonio nacional y crearon, en consecuencia, un déficit fiscal explosivo y un paraíso artificial de tarifas congeladas. La táctica fue consumir hasta agotar stocks; el objetivo no era la patria declamada, sino ganar elecciones para no soltar el botín.

La bola de nieve creció a la vista de todos, y cuando la Pasionaria del Calafate entrevió la tragedia del porvenir intentó colar una corrección, pero la vencieron el chucho y la liviandad; se apartó entonces de la ladera y dejó que el alud lo arrasara a su infeliz sucesor. Pagadiós, según el Diccionario etimológico del lunfardo (Oscar Conde). El camporismo, por segunda vez en la historia, legó una especie de Rodrigrazo: evadiendo ese borde abismal andan los argentinos como equilibristas borrachos y con irregular suerte. En términos un tanto luctuosos, podríamos decir que el kirchnerismo permitió de manera indolente que la pierna se gangrenara en la certeza de que otros vendrían a cargar con la cruz de decidir la cura o la amputación, y en la intención de criticar cualquier decisión clínica que se tomara. Está claro que el paciente va a sufrir (todos vamos a...

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