El Presidente y el fiscal: dignidad y sumisión

Una palabra precisa. Un instante único. La medida de la dignidad en una respuesta. Breve. Y filosa, como todo límite. Sin importar títulos. "No me falte el respeto, doctor", reaccionó firme, pero sereno, el fiscal Diego Luciani, ayer. Como si se dirigiera a cualquier letrado de la matrícula. Pero subrayando, con el vocativo "doctor", la condición de actor de privilegio del destinatario .

No era un simple testigo quien había pretendido descalificarlo (o amedrentarlo) para que abandonara su incisividad en busca de verdades. Intentando desbaratar gambetas retóricas. Poniendo en evidencia contradicciones . Enfrente estaba el mismísimo Presidente de la Nación. También, como le gusta autodefinirse, el "profesor de Derecho de la UBA". Uno (el...

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