La Presidenta sólo trabaja para ella

Hay una sola incógnita que Cristina Kirchner pretende, en serio, despejar. ¿Cuál será el destino del kirchnerismo? Al ser una corriente ultrapersonalista, la pregunta es más sencilla: ¿cuánto poder conservará cuando se haya alejado del gobierno? Para resolver el enigma hay que descifrar su ingeniería electoral.

La Presidenta considera que su supervivencia está atada a dos factores: un discurso y un distrito. Su objetivo es monopolizar la oferta populista y controlar la provincia de Buenos Aires. En esas dos coordenadas se ha inscripto el oficialismo en todos estos años. Frente a estas preocupaciones, la identidad del sucesor es accesoria. Cristina Kirchner no está interesada en que gane el candidato presidencial del Frente para la Victoria. Tampoco en que pierda. Su propósito es consolidar una base que le garantice seguir siendo una figura ineludible en el mapa del poder.

Si en la persecución de esa finalidad termina, por añadidura, consagrando un heredero, es probable que celebre el desenlace. Pero si para conseguir ese resultado debe desdibujarse en homenaje a las encuestas, se resignará a un triunfo opositor. Quiere decir que la vulgar pregunta acerca de si "trabaja para Macri o para Scioli" está mal formulada. Trabaja para ella. Para el común de los mortales, esa predilección es un rasgo de mezquindad. Pero la Presidenta cree que sólo si preserva su influencia podrán estar tranquilos los beneficiarios de la década ganada. ¿Se puede exigir más altruismo?

Estas prioridades se proyectan sobre el montaje electoral. Relevantes dirigentes del oficialismo -entre ellos, Scioli- están convencidos de que Cristina Kirchner encabezará la lista de diputados nacionales de la provincia de Buenos Aires para presidir la bancada del Frente para la Victoria.

La seguridad con que exponen ese dato es misteriosa. No se conoce a nadie a quien la Presidenta se lo haya revelado. Por otra parte, ella sólo se confiesa con su hijo. Sin embargo, hoy la principal hipótesis del oficialismo es que la señora de Kirchner se pondrá al frente de una única nómina de legisladores, que saldrá de su lapicera.

Predecir qué nivel de cohesión tendrá ese bloque que Cristina Kirchner se propone conducir es imposible, porque es imposible saber si el peronismo someterá a una revisión crítica la experiencia kirchnerista. Por eso tampoco se puede aventurar qué viabilidad tendrá el programa legislativo del próximo gobierno. Las designaciones parlamentarias en el Consejo de la...

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