Preparen los pañuelos: los Pearson vuelven en la tercera temporada de

Cuando hace más de dos años presentó su primer episodio, instaló varias ideas. . Entonces, los dilemas de la familia Pearson se entretejían en la vida actual de los trillizos con un pasado cargado de secretos y revelaciones, que se desplegaba episodio a episodio con ingenio e inteligencia. La alternancia temporal que se jugaba como estrategia desde el comienzo -ese cumpleaños número 36 era compartido por padres e hijos- atravesaba presente y pasado, escondía decisiones vitales y aventuras fascinantes, y era la clave para guardar piezas y develarlas en el momento justo.Así nos enteramos de las adicciones de Kevin (Justin Hartley), de los deseos de ser cantante de Rebecca ( ), del origen del sobrepeso de Kate (Chrissy Metz), del anhelo de conocer su origen biológico de Randall (Sterling K. Brown), de los fantasmas de Vietnam que asediaban a Jack ( ). Todo en la serie -que regresa hoy con su tercera temporada; a las 22, en y en su plataforma on demand, así como en al día siguiente de su emisión- se conjugaba en un tiempo cíclico, de imperceptibles repeticiones, que abrían el futuro a la luz de lo vivido.La otra idea tenía que ver con el tono. This Is Us apareció como uno de los nuevos culebrones, destinados a ese llanto necesario y catártico que ya Aristóteles descubrió como el alma de las ficciones. No hay nada de culposo o secreto en el goce de lo lacrimógeno, sino que la serie creada por Dan Fogelman abre con orgullo esa compuerta a las más genuinas emociones.Ya desde el comienzo la historia combinó los aniversarios y las celebraciones con las pérdidas y los fracasos, las muertes imprevistas con los embarazos perdidos, el desafío de ser hijos y de ser padres o madres en el péndulo entre la inmadurez y la responsabilidad. This Is Us entendió que el pasado de los Pearson también era parte del mundo en el que habían vivido y del que todavía eran parte.Y tempranamente la serie también definió uno de sus atractivos esenciales: el misterio de la muerte de Jack. Una vez que supimos que el padre había muerto en algún momento en el pasado las preguntas se amontonaron: ¿cuándo? ¿cómo? ¿dónde? Las posibles y dilatadas respuestas a esos interrogantes definieron los últimos meses de la primera temporada, porque aquel enigma se propagó como un virus sobre los destinos de todos los personajes. Y el llanto habitual se entremezcló con el deseo de saber, con la inquietud de saber demasiado. Ese juego que la serie propuso despertó más de una suspicacia acerca...

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