Las preguntas contéstenlas ustedes

El Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, durante el informe que dio la semana pasada ante el Senado

El museo imaginario de frases de la política debería tener por lo menos dos salones diferenciados. Uno sería el banal, el risueño, en el que seguramente se destacaría Menem anunciando los vuelos a la estratosfera. El otro, también capaz de arrancar sonrisas aunque más bien amargas, guardaría las frases trascendentes, esas que dicen mucho sobre el autor, sus ideas, su espesor, su moral, el contexto, no ya las que solo entretienen. Allí estaría Luis Barrionuevo con la receta de parar de robar por dos años, Duhalde cuando anuncia que el que depositó dólares recibirá dólares, Néstor Kirchner esculpiendo no al hombre nuevo sino al enemigo nuevo ("¿qué te pasa Clarín, estás nervioso?"), Cristina Kirchner notificando que hay que tenerle miedo a Dios pero también a ella o su predicción silabeada "vamos por todo", Macri sacado al enorgullecerse de un remedio hídrico barrial ("¡no se inunda más, carajo!"), Alberto Fernández con su podio sanitario: "al país le fue mejor con el Covid que con Macri".

Esta colección, por cierto nutrida (lo anterior fue apenas un muestrario), hasta guarda frases que si se las zurciera podrían darnos un tratado sobre las debilidades institucionales argentinas. Porque entre lapsus, jactancias, bravuconadas, fanfarronadas y exabruptos describen los modos de pensar de la dirigencia puestos al desnudo con estruendosa contundencia.

La última contribución al salón de frases sino trascendentes, elocuentes, acaba de hacerla el jefe de Gabinete Santiago Cafiero . El viernes pasado, al rendir cuentas en el Senado, obligación con la que estaba en falta por no haber ido a esa cámara desde el año pasado, le espetó a la oposición: "cuando esta pesadilla (la pandemia) termine van a tener que rendir cuentas".

La última contribución al salón de frases sino trascendentes, elocuentes, acaba de hacerla el jefe de Gabinete Santiago Cafiero

El artículo 101° de la Constitución es bien claro respecto de la obligación del jefe de Gabinete de ir mensualmente al Congreso (una vez a cada Cámara), pero nada dice -ni ahí ni en ningún otro lado- sobre rendiciones de cuentas opositoras . Una omisión razonable si se considera que a las cuentas no las lleva la oposición sino el Gobierno. Es una diferencia elemental que, como debió notar el jefe de Gabinete, está relacionada con la tenencia del poder, el lado del que él se encuentra.

La última sesión del...

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