La pregunta de Macri: ¿qué hacer con el peronismo?

Miguel Pichetto y Ernesto Sanz, peronista uno y radical el otro, son amigos personales a pesar de que pocas veces están de acuerdo. Los dos fueron senadores y presidentes de sus bloques en los mismos años. Pichetto lo sigue siendo del determinante bloque de senadores peronistas. Sanz es ahora un asesor político de primer nivel de Mauricio Macri. Los dos se han vuelto a reunir en las últimas semanas para tratar de responder una pregunta: ¿es posible todavía un acuerdo de gobernabilidad entre el macrismo y el peronismo? El Gobierno venía diciendo que no a esos pactos porque prefería un combate directo con Cristina Kirchner. Sin embargo, en los últimos días también el macrismo, influido por Sanz y los radicales, se hace la misma pregunta. La respuesta no es rápida ni fácil. Requiere de condiciones que todavía no existen.

El cambio de clima en el Gobierno sucedió después de que todo el peronismo (unidas todas sus banderas ideológicas) le impusiera al Presidente una ley que el Presidente no quería. Fue la primera vez que el peronismo demostró a Macri que está en condiciones de volcar el Congreso hacia cualquier lado. A Macri le quedará siempre el derecho de veto, pero el problema es otro: nunca será un buen mensaje hacia los poderes fácticos del país y del exterior que los peronistas puedan aprobar o rechazar las leyes que se les antoja.

Desde ya, el debate en sí mismo por esa ley de doble indemnización durante 180 días es una hipocresía pocas veces vista. Todos saben que no resolverá nada. ¿Qué pensaron para el día 181? ¿Creen los peronistas que no habrá despidos entonces? ¿Están tan convencidos como el Gobierno de un segundo semestre mucho mejor? Si así fuera, ¿no sería suficiente el compromiso de los empresarios de no despedir durante 90 días? "No pregunte más. Esa ley ya no importa", responde, cínico, un peronista. Importan los gestos de poder. Nada más.

La pregunta que se hacen Pichetto y Sanz, y que da vueltas en la cabeza del Gobierno, es válida para suponer un destino con menos sorpresas. La respuesta tiene dos condiciones. Una: el conflicto irresuelto del Gobierno es que el peronismo está muy fragmentado y no sabe con quién acordar. La otra: el beneficio del Gobierno es que el peronismo está muy fragmentado, porque si estuviera unido Macri andaría saltando de trampa en trampa. Como conflicto y beneficio son productos del mismo hecho, el único recurso que queda al Gobierno es indagar dónde están las columnas más sólidas del peronismo.

El...

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