Precios Cuidados: lo bueno, lo malo y lo feo de la marca más exitosa de las góndolas argentinas

Con superando el 50% no es extraño que los se hayan convertido en un imán para los desconcertados consumidores que no solo sufren una pérdida de poder adquisitivo, sino que también les resulta cada vez más difícil determinar si un producto en las góndolas está caro o barato. Esta percepción cada vez más generalizada desde la lado de la demanda también caló fuerte del otro lado del mostrador. Y la mayoría de los empresas ya dejaron completamente atrás los prejuicios que históricamente tuvieron frente a este tipo de acuerdos de precios, demostrando, una vez más, un pragmatismo que se lleva puesto cualquier tipo de convicción ortodoxa.Desde la mejor carta de presentación para el lanzamiento de un nuevo producto o marca hasta la posibilidad de ganar participación de mercado a costa del sacrificio de rentabilidad, en estos cinco años que ya cumplió el programa oficial se multiplicaron los casos de empresas que supieron encontrarle la vuelta para hacer del Estado un nuevo socio en las góndolas.El indudable caso de éxito de marketing que representa la canasta Precios Cuidados y su flamante extensión de marca , sin embargo, no alcanza para despejar las dudas y temores que representan este tipo de iniciativas. La mayor crítica al plan pasa por los escasísimos resultados a la hora de contener a la inflación: el costo de vida acumuló en el lustro de Precios Cuidados una fenomenal suba del 435%. Pero no es la única. Un efecto colateral de este tipo de acuerdos es que terminan acelerando un proceso de concentración de la economía, ya que siempre son las empresas más grandes las que cuentan con las mayores espaldas para resignar ganancias actuales a cambio de más demanda.El cartelito que le gusta a la genteCuando en febrero de 2014, la Secretaría de Comercio liderada por Augusto Costa inició las primeras negociaciones para armar la canasta de Precios Cuidados entre las empresas reinaba el escepticismo. Y las que aceptaban la invitación para sumarse a la iniciativa, lo hacían más por miedo que por convencimiento. Cinco años después el panorama es completamente diferente. Más allá de las dudas que despierta la efectividad de los acuerdos de precios como una política para contener a la inflación, en las compañías de alimentos y bebidas son conscientes de que en tiempos de aumentos desbocados y falta de referencias para saber si un producto es caro o barato, el cartelito de Precios Cuidados funciona como el mejor argumento de venta."Frente a este tipo de iniciativas, la sociedad es tremendamente pragmática y no tiene ningún tipo de ideología. A los Precios Cuidados, los ponés en las góndolas y la gente los compra, sin importar si es un proyecto del kirchnerismo o el macrismo", explica Guillermo Oliveto, director de la consultora W.De acuerdo a la medición de Kantar, en febrero (es decir, antes de relanzamiento del programa), el 68% de los hogares argentinos consumió algún producto de la canasta de Precios Cuidados y ahora se espera que ese porcentaje siga creciendo de la mano de los flamantes Productos Esenciales"Algo fundamental de Precios Cuidados es que se trata de un programa bien visto por el consumidor. En un momento...

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