Portugal y nuestra independencia

El 16 de abril de 1821 el ministro de Relaciones Exteriores de don Juan VI entregó a Manuel J. García una nota de la Corte que se encontraba en Río de Janeiro para el gobernador Martín Rodríguez, reconociendo el Reino de Portugal, Brasil y Algarves la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Días después, el rey se embarcó rumbo a Portugal. Hacía más de una década que había abandonado Lisboa cuando la invasión napoleónica. Dejaba así en Río a su hijo, el príncipe don Pedro. Una de sus últimas disposiciones fue nombrar a Juan Manuel Figueiredo cónsul en nuestra ciudad con facultades para ratificar el reconocimiento.

Se cumplen ahora dos siglos de la presentación de las cartas credenciales al ministro Bernardino Rivadavia , firmadas por el ministro secretario de Estado de los Negocios Extranjeros y de la Guerra, Silvestre Piñeiro Ferreira. Figueiredo le hizo presente que S.M.F. ha resuelto reconocer la independencia de las Provincias Unidas con el propósito de estimular los sentimientos de buena vecindad, para mantener "la inmutable relación de los intereses de ambas naciones, enlaces de comercio, de alianza y de amistad que puedan asegurar a los ciudadanos de una y otra parte el perpetuo goce de la paz".

No había recorrido muchas cuadras el enviado cuando Rivadavia salió presuroso a la Sala de Representantes , donde sesionaba la Legislatura. Inmediatamente informó a los legisladores la noticia que acababa de recibir. Portugal, que después de la revolución liberal de 1820 instituyó la monarquía constitucional, era así el primer Estado en tomar la decisión de reconocernos como Estado, cuando el Brasil aún no era independiente, lo que sucedió al año siguiente.

Portugal se anticipó de ese modo a Estados Unidos y Gran Bretaña, que, a pesar de haber simpatizado con el movimiento emancipador llevado a cabo desde Buenos Aires, solo lo hicieron en 1822 y 1825.

John Murray Forbes, agente diplomático de los Estados Unidos en Buenos Aires , el 2 de septiembre habría de informar a su amigo el secretario de Estado, John Quincy Adams: "El 28 de julio, don Juan Manuel de Figueiredo se presentó a este Gobierno en el carácter de Cónsul de Portugal y Brasil, reconociendo la independencia de estas Provincias y expresando la esperanza que de estas reconocerían cualquier gobierno de hecho, que fuera admitido y obedecido por el pueblo de cualquier provincia vecina. Este Gobierno recibió al señor de Figueiredo con gran cortesía, pero guardó...

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