El portazo, una marca registrada de Elisa Carrió

"Si defender principios me lleva a ser expulsada del partido, me quedo tranquila. No soy yo quien deja de ser radical, sino los mismos que me expulsaron y combatieron". La carta, escrita de puño y letra por Elisa Carrió, llegó a manos del expresidente Raúl Alfonsín. Comenzaba 2001 y días después de aquella advertencia la entonces diputada radical renunciaba al partido en el que comenzó su vida política y a la Alianza, ya por entonces tambaleante en el poder.Esa drástica decisión fue la primera de una serie de sonoros portazos, renuncias y desplantes, parte indisoluble y herramienta política de una dirigente tan carismática como impredecible, que ahora tuvo un nuevo (¿y último?) capítulo con la renuncia a su mandato como diputada.Más allá del escepticismo con el que Mauricio Macri y los miembros de Cambiemos tomaron el anuncio de su renuncia y "retiro" de la política, no se trata de una novedad: cada vez que se sintió incómoda en espacios -y cargos-, Carrió no dudó en buscar nuevos caminos. ¿Convicción ideológica o conveniencias personales? La respuesta depende del interlocutor.El divorcio de Alfonsín y la UCR había tenido un antecedente en la Convención Constituyente de Santa Fe, en 1994, en la que Carrió se opuso al "núcleo de coincidencias básicas" acordado por el caudillo radical con el presidente Carlos Menem, que le aseguró a este su reelección. Alfonsín soportó las ironías de sus correligionarios, que le cuestionaban haber "llevado" a la convención a una dirigente que lo cuestionaba por "pactar" con el menemismo.Carrió renunció a la UCR y a la Alianza para conformar ARI, junto al Partido Socialista, peronistas e independientes, con los que atravesó las elecciones de 2001 y 2003, en las que fue candidata a presidenta por primera vez. Una campaña sin fondos, recorriendo el país por caminos polvorientos en un auto desvencijado, fiel a su carácter combativo.En el medio, en agosto de 2001, había renunciado a la presidencia de la Comisión de Lavado, por sentirse "cuestionada" por otros de sus miembros, como Cristina Kirchner, Daniel Scioli y Franco Caviglia.En 2007, poco antes de las elecciones, volvió a sorprender, pero esta vez a los propios. Se desafilió del partido que había fundado y renunció a su banca de diputada para formar una nueva agrupación, la Coalición Cívica. "Me alejo de la afiliación para ser garantía del ingreso de mucha gente de la sociedad civil que quiere formar parte de un proyecto absolutamente amplio", dijo entonces...

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