A portarnos mal: lo último en economía del comportamiento

Richard Thaler publicó Misbehaving (Portándose mal) que es, a la vez, su autobiografía intelectual y una buena introducción a la economía conductista. La corriente principal en economía supone que las personas se comporta como economistas sofisticados altamente racionales que (hacen como que) resuelven complejos problemas de optimización o, como los llama Thaler, "Econs". Los conductistas argumentan, en cambio, que la gente decide y se comporta como humanos, comete errores, se "porta mal".

Hace más de 40 años, enseñando microeconomía, Thaler se dio cuenta de que sus estudiantes no se parecían a lo que él mismo enseñaba. Se quejaban de la dificultad de los exámenes y a Thaler se le ocurrió calificarlos sobre base 137 en lugar de base 100. Así recibirían calificaciones más altas en números absolutos. En un mundo poblado de "Econs", no importa la base sobre la que se califica (importan los precios relativos, no los nominales). Y sorpresivamente las quejas sobre la dificultad de sus exámenes disminuyeron. Más raro aún, un estudiante que sacaba 96 sobre 137 (70%) estaba más contento que uno que sacaba 72 sobre 100. ¿Cómo era posible esa violación de la racionalidad? Thaler comenzó a acumular una lista de "factores supuestamente irrelevantes" para la economía tradicional, comportamientos "tontos" que no se acomodaban a las predicciones de la teoría convencional.

Si las primeras palabras de un economista son "oferta y demanda", las que siguen son "costo de oportunidad" (lo que uno deja de hacer o ganar por hacer otra cosa). Sin embargo, hay muchos ejemplos en los cuales donde el costo de sacar el dinero del bolsillo es más importante que el costo de oportunidad. Por ejemplo, cuando empezaron a utilizarse las tarjetas de crédito muchos negocios cobraban precios diferentes con tarjeta y de contado (aún ocurre en economías con inflación, como sabemos los argentinos). En principio debería ser lo mismo para el consumidor si se hace un descuento o se cobra un recargo a quien utiliza una tarjeta de crédito. Pero los emisores de tarjetas hicieron lobby por los descuentos. ¡A la gente no le gustaba pagar un "recargo" por usar el plástico! Pagar un recargo es sacar plata del bolsillo, pero no recibir un descuento es un costo de oportunidad vago y abstracto. Es una violación al principio de que el dinero es fungible. Y hay otros ejemplos: gente que mantiene plata en sus cajas de ahorro sin recibir ningún interés a cambio y se financia con atrasos en las...

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