Pornografía en la universidad

La muestra pornográfica que el miércoles pasado tuvo como sede a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA es un hecho condenable, que no puede quedar en la historia de la educación de nuestro país como si se tratase de un caso para el anecdotario.

No se trata de prejuzgar ni de censurar, sino de hacer notar que el contenido de una actividad como la encarada por el área de Comunicación, Géneros y Sexualidades de la carrera de Comunicación de esa casa de estudios debió haber estado en real conocimiento de las autoridades para que pudieran medir su alcance y el ámbito más adecuado para llevarla adelante. La muestra tuvo escenas de sexo explícito y fue realizada en un pasillo por el que circulan ciento de personas diariamente. La citada facultad la ha justificado amparándose en que "la universidad pública constituye un ámbito de libertad irrestricta, pluralidad ideológica e intercambio permanente de ideas". Esto último es inapelable, pero es también incuestionable que la universidad debe respetar y hacer respetar las reglas, entre ellas, el Código Penal, que tipifica como delito a las exhibiciones obscenas expuestas a ser vistas involuntariamente por terceros.

Si algo dejó en claro esa performance conocida como "Posporno" no ha sido -como pretendían quienes la alentaban- criticar el uso industrial de la pornografía, pues es sabido que hasta esa manifestación comercial debe respetar claras disposiciones legales como la que la obliga a advertir a los potenciales usuarios qué es lo que se está por mostrar y a hacerlo en lugares debidamente habilitados. Por el contrario, la exhibición pública que se ha hecho en la universidad no le ha dado a ningún espectador la posibilidad de elegir si la quería ver. Así, el derecho de unos a expresarse -los actores españoles que protagonizaron las escenas pornográficas, y las autoridades, investigadores y alumnos que participan del ciclo "Miércoles de placer en Sociales" que semanalmente se brinda en la sede universitaria del barrio de Constitución- ha ido directamente a chocar contra el derecho de preservarse de...

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