La porfiada desconfianza uruguaya del peso argentino

Ni era una república, ni se llamaba Argentina, y ni existía el Uruguay, ni tampoco la referencia a lo uruguayo, pero hace ya casi 200 años la zona rioplatense sufrió hiperinflación y la crisis de confianza en la moneda porteña. La historia se repite empecinada, porque la "receta" de la emisión monetaria irresponsable se replica como si no hubiera muestras de fracaso suficiente, como para abandonar esa fórmula que conduce inevitablemente a un collar de crisis.

Con "los 33 orientales", la hiperinflación porteña inundó el territorio oriental. Parece mentira que aquello haya ocurrido en 1825 sin que se haya aprendido la lección.

No había terminado de cruzar el río Uruguay en lancha aquel puñado de patriotas cuando el dinero que traían en sus bolsillos, aquellos billetes del Banco de Buenos Ayres, ya había perdido valor, como resultado de imprimir papeles sin ton ni son.

No eran 33, como se quiso hacer creer, ni eran todos orientales -porque había porteños, guaraníes y africanos-, pero sí eran gente con sentido común para no dejarse trampear con la emisión que degrada el poder de compra.

Eran paisanos corajudos, con poca instrucción en general, pero con el olfato para darse cuenta de que su cruzada por el río, desde San Isidro hasta la playa de la Agraciada, podía tener continuidad solo si el dinero aportado por empresarios porteños no se veía afectado por una inflación tan alta. Así, no había dinero que aguantara, y por más patriota que se fuera, se precisaba comer para dar batalla en buenas condiciones.

Aquel episodio se recuerda como "la Cruzada de los 33″ por la misión liderada por Juan Lavalleja y los "argentinos orientales" que, con apoyo político del gobierno porteño y el respaldo económico de empresarios de esa ciudad, se lanzaba a recuperar la Provincia Oriental para sustraerla "de la ignominiosa esclavitud" del imperio del Brasil y reincorporarla a su "amada patria (...) la gran nación argentina" (tales palabras de Lavalleja).

El historiador económico Ramón Díaz estimó que en aquel tiempo se produjo una hiperinflación, probablemente la primera en la zona, como consecuencia de la emisión monetaria bonaerense, que se hizo como fórmula mágica para financiar la guerra contra Brasil. El Banco de Buenos Ayres "se transformó en la tesorería provincial, a la que surtió abundantemente de efectivo, incrementando su emisión entre 1823 y 1825 a una media de 100% anual, obviamente luego de haberse eximido legalmente a aquella institución del deber...

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