Populismo XL: el auge del modelo extractivo

Desde que el ser humano dejó la trashumancia y se afincó en las primeras aldeas, aprendió a cultivar la tierra para tener alimento regularmente sin depender de la caza y de la pesca. Con el tiempo, las herramientas se hicieron más complejas y costosas. En algunos países, como el nuestro, la adopción de instituciones que favorecieron el comercio, el ahorro y la inversión permitió generar flujos crecientes de riqueza. Con esos recursos, pudieron desarrollar infraestructura y brindar mejores condiciones de vida al conjunto, desde educación pública hasta programas de vacunación. Desde cloacas en barrios carenciados hasta la prevención de la violencia de género. Actualmente los consideramos "derechos", pero su provisión es muy costosa y tan frágil como los vaivenes de la política.Tras el golpe militar de 1943, se inició un experimento de inclusión de masas populares, exitoso en su comienzo, pero que, con el tiempo, equivocó el camino institucional, al expandir el papel del Estado sin una expansión simétrica del sector privado, único proveedor de los recursos necesarios para sufragar los mayores gastos.Esa regla de oro fue ignorada y los desequilibrios fiscales fueron, desde entonces, el fenómeno subyacente a todas las crisis económicas y políticas ocurridas durante casi 80 años, reflejadas en el ranking mundial de decadencia, en el que la Argentina ocupa el primer puesto, sin deseo alguno de abandonar ese podio.El populismo, tanto en su formato democrático como castrense, no tiene afinidad por las instituciones capitalistas. Estas exigen reconocimiento de los derechos de propiedad y respeto a los contratos en un marco de seguridad jurídica garantizado por una Justicia independiente. En definitiva, el gobierno de las leyes (rule of law) y no el capricho del monarca o del presidente. El populismo, cuyo objetivo es construir poder inmediato a costa de arruinar el futuro, lleva en su ADN un rechazo vital a esos principios y conduce su gestión, invariablemente, hacia una colisión entre la carencia de recursos y la expansión de gastos.En la historia argentina hemos visto cómo, en ausencia de ingresos regulares y sustentables, vivimos en emergencia perpetua. Ello nos ha convertido en un laboratorio fecundo de medidas extractivas, alegando "estado de necesidad". Sin prisa y sin pausa, todas las alcancías han sido violentadas. Desde el "ahorro forzoso" hasta la "pesificación asimétrica". Desde los sucesivos defaults de la deuda pública hasta la...

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