Polleras cortas y política

Victoria Donda me contó lo que había podido reconstruir de su nacimiento en la ESMA. En marzo de 1977, secuestraron a su madre, embarazada de cinco meses. Una testigo, que Viky llama su "tía", recuerda que el parto fue bueno. Se puede conjeturar que nació en julio o agosto de 1977. Pero sus documentos, como apropiada, establecían una fecha de septiembre de 1979. Por eso siempre pareció más grande que sus compañeras y en la escuela se creía una superdotada. En 2003 se enteró de que su apropiador y "padre" había sido un represor. Decidió hacerse el análisis genético y el 8 de octubre de 2004 supo el nombre de sus verdaderos padres y su verdadera edad. Viky es una nieta recuperada, pero no repite la historia de otros como ella. Hoy, Donda y Cabandié, para poner un nombre conocido, cuyos padres fueron víctimas del terror, están en las antípodas.

Su excepcionalidad tampoco le ha marcado la cara con la mueca del resentimiento. Tiene una ancha sonrisa luminosa, excesiva, que a veces se independiza de lo que está diciendo. Pero es bueno que haya luz y no mirada torva en quienes han sido víctimas de la gran tragedia argentina. Donda vive en tiempo presente. Denuncia las violaciones actuales de los derechos humanos (menciona a los pibes en las villas, los qom en una de las provincias cuyo gobierno le cae simpático a la Presidenta). No ha colgado su biografía como un trofeo más del museo kirchnerista.

Fue militante desde los 17 años en villas y en la universidad, siguiendo esa versión del peronismo, la del populismo social de base, que adhirió, casi entero, al temprano kirchnerismo. Allí estuvo; pero en 2008 abandonó ese espacio junto con su partido de hermoso nombre: Libres del Sur.

Incluso cuando militaba en agrupaciones kirchneristas, Donda tenía un trazo singular. La noche de la primera manifestación en la Plaza de Mayo contra la 125, esa noche en que hubo trompadas y D’Elía fue la vanguardia pretoriana que quiso correr a los manifestantes, Donda se cruzó con Jorge Fontevecchia por la calle Florida (a esa calle y Avenida de Mayo llegaban las camionetas con defensores del Gobierno; el edificio de Perfil está a cuatro cuadras de allí). Viky me dice que lo increpó con dureza; yo creo recordar una escena violenta, como todo era violento esa noche. "Se me salió la cadena", recuerda Viky. Al día siguiente, discutió con su organización y decidió llamar a Fontevecchia para disculparse. Se encontraron. Conversaron. Ese gesto puede leerse como anticipación...

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