La negación como política

El triunfalismo sobre http://www.lanacion.com.ar/1633031-elecciones-2013-resultados-en-vivo-por-provincia-por-municipio-y-por-barrioes siempre algo más que una estrategia mediática. Advierte también sobre la reacción futura de los derrotados. Explica, al mismo tiempo, una forma de ser y una manera de reaccionar ante la adversidad. El kirchnerismo actuó anteayer una victoria sobre uno de los mayores desastres electorales que haya tenido. Ni siquiera se tomó el trabajo de esconder al vicepresidente http://buscar.lanacion.com.ar/amado%20boudoua cargo del Poder Ejecutivo, a pesar de que es uno de los políticos más impopulares del país. Ni siquiera, tampoco, le agradeció a http://buscar.lanacion.com.ar/Daniel%20Sciolisu conmovedora lealtad a la ingratitud.Tal vez los detalles quedaron a cargo de http://buscar.lanacion.com.ar/%20Carlos%20Zannini, un hombre que retoza haciendo cumplir las órdenes más absurdas. La mano dura que aparentó ablandarse http://www.lanacion.com.ar/1633302-elisa-carrio-hoy-cristina-kirchner-no-esta-y-no-sabemos-si-vuelvese endureció de nuevo. Desapareció de inmediato ese vaho de libre albedrío que parecía rodear a ciertos funcionarios.El kirchnerismo reaccionó siempre ante la derrota encerrándose en sí mismo, pareciéndose aún más a sí mismo y profundizando hasta lo que ya estaba en el fondo. ¿No ocurrió lo mismo, acaso, en 2009? ¿No fue después de aquella derrota cuando se tomaron las decisiones más importantes, y las más polémicas, de la actual administración? La famosa profundización del modelo es la receta que ofrece para la victoria o para el fracaso. "Ni un paso atrás" o "vamos por todo" no son sólo eslóganes para la militancia; también son convicciones profundas de la Presidenta y de su círculo más íntimo. No dejarán de existir abruptamente. Ése fue el mensaje más claro que puede extraerse de la actuación de una victoria que no existió.En los últimos tiempos, antes de caer enferma, la Presidenta deslizó mensajes contradictorios. En algunos dirigentes peronistas del interior y del conurbano bonaerense dejó crecer la esperanza de que haría cambios en el Gobierno y en la política después de las elecciones. Pero en un reciente diálogo telefónico con Mauricio Macri lo frenó a éste en seco. Macri había nombrado lo que no se nombra, la palabra "transición", y le había pedido modificaciones en las políticas oficiales para aliviar el trayecto hasta 2015. Una Cristina Kirchner rotunda le contestó que lo suyo no será nunca una transición...

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