En un solitario cruce, dos viajeras provenientes de mundos muy distintos se bloquean mutuamente. El desencuentro, el choque de posturas aparentemente irreconciliables, es personificado en Los caminos invisibles por dos actrices-titiriteras: Sandra Antman y Ema Fernández Peyla. La síntesis que conjuga las diferencias es encarnada, en tanto, por el títere, en una sutil alusión a la, a veces, absurda obstinación prevalente en el mundo adulto frente al pragmatismo afectivo de la infancia. La obra de Silvina Reinaudi, con puesta en...
La poética titiritera de la dupla Reinaudi-Cossa
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