Un poeta decisivo para Piazzolla, Troilo y Salgán, pero que brilló con luz propia

Si el tango es la música del Río de la Plata, no cabe duda de que . Nació en Montevideo en 1933. Fue un poeta que se inspiró en ese género, abrazó el clasicismo de esta música por su amistad con Aníbal Troilo y se alistó en la renovación de la mano de Astor Piazzolla. Además, fue uno de sus principales cronistas y custodios, con la enciclopedia tanguera que terminó de escribir a fines de los sesenta y con su tarea, en la Argentina, al frente de la Academia Nacional del Tango.

Ahora serán otros los encargados de continuar su labor, porque Horacio, que el 2 de julio pasado había cumplido 81 años, dijo adiós, debido a problemas cardíacos que lo aquejaban.

Su nombre completo era Horacio Arturo Ferrer Ezcurra y en su currículum figuraron más de doscientas obras. Pero alcanza con mencionar, para tomar una dimensión real de su trabajo, que fue quien escribió la "Balada para un loco" (estrenada en un festival de la canción en el Luna Park en 1969 y convertida en el último gran éxito que ha tenido el tango) y la operita María de Buenos Aires, con música de Astor Piazzolla.

A su manera -es decir: involucrado como poeta y como personaje de la noche porteña, a la que arribó desde Montevideo siendo joven, a mediados de los sesenta-, Ferrer fue uno de los principales cronistas e impulsores que ha tenido el tango.

El Libro del Tango - Arte Popular de Buenos Aires (publicado en tres tomos en 1970 y ampliado en 1980) es material de consulta permanente y un antecedente ideal para las generaciones que, a partir de la década del noventa, comenzaron a realizar un serio revisionismo en torno de la música del dos por cuatro.

Al ser hijo de padre uruguayo y madre argentina, supo que era una persona de las dos orillas. Ya en sus primeros años de juventud comenzó a interesarse por el tango y a realizar actividades para difundir esta música en la década del 50.

Participó en programas radiales, en la producción de conciertos y en la fundación de la revista Tangueando. Más tarde, su pasión y obsesión por esta música lo llevaron a publicar varios libros, El Tango: su historia y evolución (1959), Discepolín, poeta del hombre de Corrientes y Esmeralda (1964) y la Historia sonora del tango (1965).

En 1967 comenzó a editar su propia obra, con su libro de poemas Romancero canyengue. Probablemente ése haya sido el puntapié inicial de una producción original y onírica que, además de María de Buenos Aires y la "Balada para un loco", tuvo otros hitos, como "La bicicleta blanca"...

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