El poder relega a Miceli y agiganta a Lanata

El año próximo, la TV Pública contará con una voz menos. ¿Acaso será la de 6,7,8? No, el programa seguirá viento en popa, pagado por el dinero de todos, con sus colosales operaciones contra aquello que no huela a hiperoficialismo.El que se quedará sin trabajo es Juan Miceli. No le renovarán el contrato.Parece chiste, pero el Gobierno no para de pegarse tiros en el pie. En la semana que pasó hizo un esfuerzo descomunal y paradójico por agigantar, si cabe aún más, la figura y la influencia informativa y social de . Y lo logró con sus sucesivos papelones virtuales (el descomedido y tosco comunicado dominical del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, la instantánea y burda contraofensiva de C5N, el tuit fallido de http://www.twitter.com/CasaRosadaAR, supuestamente hackeado, y el Facebook presidencial). Consiguieron darle dimensión y entidad nacional al tema de la misteriosa escala técnica de Cristina Kirchner en las islas Seychelles. Toda publicidad gratuita para Lanata y combustible indispensable para exacerbar el voto anti-K en las elecciones de octubre.Por un lado, el Gobierno le da una inusitada difusión contraproducente a su principal enemigo mediático y, por el otro, castiga prescindiendo de sus servicios a un comunicador serio y respetado que sólo aporta prestigio y buenos comentarios a la pantalla oficial por su corrección profesional.En el primer caso, tras las incursiones supuestamente exitosas de Luis D'Elía que en dos ocasiones salió a cruzar al programa Periodismo para todos cuando estaba en el aire, aprovechando la intensa actividad que a la misma hora se registra en las redes sociales para alabar o denostar a Lanata, el Gobierno se sintió tentado de hacer lo mismo el domingo último, pero el tiro esta vez le salió por la culata. Fue un grave error apelar a sitios institucionales, con contenidos y formas inapropiados y hasta, por momentos, chabacanos.Sorprendieron el nerviosismo y el nivel de torpe agresividad oficial desplegado en este episodio, sin incluir una mínima explicación satisfactoria ni del sentido real de la inusual escala técnica presidencial en las Seychelles ni del tiempo que ésta demandó (hablan de 13 horas, pero ni se molestaron en desmentir el Boletín Oficial, que consigna 48).Con un perfil más bajo, y con menos repercusión, se cometen desaguisados parecidos en el maltrato a Juan Miceli. El periodista que, con respeto pero sin concesiones, hacía entrevistas muy profesionales, fue castigado por ellas y corrido en...

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