Pobreza y Niñez.

AutorMirador Nacional
La mitad de los pobres son niños y adolescentes

La bonanza económica iniciada en el año 2003 ha llegado a su fin. Un rasgo notable de este período de fuerte crecimiento económico es que no se logró reducir las profundas brechas sociales. Aunque son muchos los factores que conspiran contra la construcción de una sociedad integrada, uno de decisiva importancia es la orientación que se le dio al creciente gasto público. Mientras que la atención de la pobreza –especialmente entre niños y adolescentes– fue relegada, son masivos los fondos públicos que se destinan en beneficio de los sectores más acomodados.

La desarticulación del INDEC ha llegado a niveles extremos, sin antecedentes en otras partes del mundo. Esto dificulta y muchas veces imposibilita el análisis de la situación económica y social. Sin perjuicio de esto, existen indicios sólidos de que el ciclo de fuerte recuperación económica y generación de empleos ha concluido y que la bonanza no ha cambiando la tendencia estructural hacia una sociedad fragmentada sin canales de movilidad social. La manifestación más contundente de este proceso es la presencia masiva de una muy elevada proporción de hogares viviendo en condiciones de pobreza.

Además de la cantidad, es importante identificar las características de las personas afectadas por la marginalidad social. En este sentido, según los datos del INDEC referidos al segundo semestre del 2006 (últimos disponibles antes de las distorsiones de las estadísticas oficiales) la pobreza afectaba al 27% de la población urbana. Cuando se realiza una apertura por edades aparece el siguiente cuadro de situación:

·En la población hasta 18 años de edad la pobreza ascendía al 41%.

·En la población entre 19 y 60 años, la incidencia de la pobreza era del 22%.

·Entre los mayores de 60 años, la pobreza llegaba al 12%.

Lo datos muestran claramente que las diferencias entre grupos etáreos son muy profundas, al punto tal que la incidencia de la pobreza entre los niños y adolescentes es más de tres veces superior a la incidencia de la pobreza entren las personas mayores de 60 años. Esto hace que prácticamente la mitad de los pobres sean niños o adolescentes. La concentración de la pobreza entre los menores tiene consecuencias muy graves porque el daño que la marginación provoca en el desarrollo físico, intelectual y social de una persona se...

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