Plaza “fuera de servicio”

Será viejo el dicho, pero su verdad es contundente. Las cosas se valoran más cuando faltan. Y en el tema plazas también se aplica. Lo saben los vecinos de barrios a los que no la naturaleza sino el hombre dejaron con poco espacio verde para contrarrestar tanto asfalto y cemento. Y lo saben también en otras zonas, como Palermo, que sufren por el cierre temporario pero inesperadamente prolongado de sus tradicionales plazas. Es lo que sucede en estos días con la placita Güemes, la de Salguero y Charcas, frente a la iglesia de Guadalupe. Contra toda lógica y sentido común, las obras de "mejoramiento" comenzaron a poco de terminar la primavera, justo cuando se ponía más "aprovechable". En principio no afectaba la zona de juegos, sino que, suponían las madres habitués, estaban armando canteros de plantas y flores allí donde era pura vereda. Había ruidos, polvillo y nuevas zanjas que saltear antes de llegar al área de juegos. Pero ya en diciembre el avance llegó al arenero y, desde entonces, allí están hamacas y toboganes desmantelados y rodeados de alambrado plástico. Todo el verano, justo cuando más se la necesitaba, la plaza estuvo fuera de servicio. Y con pocas opciones, porque la más cercana, la de Medrano y Costa Rica, no tiene ni un solo árbol en la zona de los juegos. Así es como se puede ver a niños jugando con arena bajo la sombra del tobogán, único refugio ante tanto sol. Mientras tanto, y cada tanto, algunos obreros trabajan en la Güemes. Luego, por varios días más, silencio y soledad.

El refugio que no refugia

Cuando sopla el viento en invierno, no hay reparo alguno. Si llueve, uno se moja. Así los vecinos de la plaza del Ángel Gris, en Avellaneda y Donato Álvarez, conviven con un refugio de la parada de dos colectivos que ya no...