En la plaza, una devoción que no se veía desde Juan Pablo II

ROMA.- Comparada con la fenomenal discreción de los casi ocho años de su reinado, la despedida de ayer probablemente haya sido el acontecimiento más espectacular del pontificado de Benedicto XVI.Aclamado por 150.000 fieles, reunidos para darle el adiós en la Plaza San Pedro en vísperas de su histórica renuncia, Joseph Ratzinger consiguió despertar -por una vez- la misma devoción casi sobrenatural que marcaba cada una de las apariciones de su predecesor, Juan Pablo II.Provenientes del mundo entero para asistir a la última audiencia general de Benedicto XVI, prevista para las 10.30 de la mañana, los fieles fueron llenando la plaza con varias horas de anticipación.En una jornada fresca, radiante y diáfana, a medida que se acercaba la hora, miles de jóvenes lanzaban estribillos retomados por la muchedumbre que ya había desbordado la plaza y se estiraba en forma constante por la escenográfica Via della Conciliazione, construida por Benito Mussolini para dar una perspectiva solemne a la Basílica." Viva il Papa ", coreaban los fieles o "Ésta es la juventud del Papa" (en español), refrán acuñado en las Jornadas Mundiales de la Juventud, en Madrid. A veces se escuchaban hasta los sones de un samba brasileño, entonado por un asiduo grupo de jóvenes envueltos en banderas amarillas y verdes.Pancartas, banderolas y carteles se movían al son de las canciones improvisadas. "La grandeza de un hombre en la humildad de un papa", rezaba un gigantesco cartel sostenido por los jóvenes de la Acción Católica de México.En medio de un dispositivo de seguridad impresionante, "el circo mediático" estuvo una vez más omnipresente. Periodistas incrédulos, venidos de todos los rincones del mundo y a veces muy alejados de la Iglesia y de su cultura, intentaban dar una explicación a tanto fervor, entrevistando a los fieles. Neófitos o no, para todos era palpable la emoción de ver partir a este pontífice y la excitación ante la incógnita que representa su sucesor.Gianluigi, 23 años, estudiante en la Academia de Doblaje de Florencia, salió a las 2.30 de la noche anterior de Toscana. Con unos 50 compañeros, todos miembros del movimiento Comunión y Liberación trajeron una pancarta que decía: "No nos quitas nada. Nos das todo"."Benedicto XVI nos lo había dicho, hablando de Cristo. De la misma forma, retirándose, no nos quitará nada porque seguirá orando por nosotros", explica.Remy y Daniel, dos obreros franceses, viajaron 48 horas a dedo desde Dijon y regresaron ayer por la tarde sólo...

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