El Planetario, colmado de chicos

Que el tan añorado receso invernal al fin llegue no significa dejar a un lado, durante dos semanas, las ganas de aprender. Prueba de ello son los tres nietos de Cristina y Roberto, un matrimonio de la ciudad. Los niños, de entre 5 y 12 años, insistieron tanto que les dieron el gusto: "¡Vamos a ver los planetas!". Y así como ellos, unas 5000 personas se acercan cada día, durante estas vacaciones, al Planetario Galileo Galilei, en el corazón de Palermo, para "viajar" entre las estrellas y "sumergirse" en las maravillas celestiales.

"Literalmente, nos trajeron ellos. Primero, nos pidieron ir a La Boca a recorrer Caminito y a conocer los conventillos. Ahora querían venir acá. Y disfrutamos mucho", dice, casi en tono resignado, pero feliz, Cristina, abuela de los tres niños.

Los "culpables", Donato, Valentina y Luna, están contentos con este nuevo paseo. A la más grande, de 12 años, le gustaron "mucho" los módulos interactivos del primer piso del Planetario, que representan cómo funciona la energía solar y permiten la interacción del público "pequeño". El varón, en cambio, está tan embelesado con el sistema planetario que quiere volver una noche para observar las estrellas.

Y no hace falta aguardar a que oscurezca: el programa del observatorio porteño cuenta con espectáculos diarios que permiten conocer el mundo espacial desde distintas perspectivas.

Marco, de 10 años, no puede ocultar su entusiasmo. Acababa de finalizar "Viajeros", y junto con su mamá y su hermano menor se "trasladaron" a través de la Vía Láctea.

"Estuvo buenísimo. Me encantó cuando aparecieron los asteroides", cuenta el joven a LA NACION mientras mueve las manos como si intentara representar la magnitud de las formaciones rocosas. El niño fue uno de los tantos menores que interactuaban con Sandra, la guía, en la sala de proyecciones, y respondía interesado a cada consigna.

En un día gris y totalmente cubierto de nubes, su mamá, Miriam Vázquez, había elegido una buena jornada para programar una salida al Planetario junto con sus hijos. Y no era la única que así lo había planeado.

Los pasillos del centro espacial estaban repletos de adultos y niños. "Esto es como si fuera el sol", le explica un hombre a un niño para ahondar en el tema de la energía solar y contarle para qué servía esa lámpara.

Allí observaba también Marcelo Martínez, padre de Sol y de...

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