Plan para hoy, plan para mañana

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Cuando Alberto Fernández y Martín Guzmán regresaron de la amada Europa hace un mes, la hoja de ruta había cambiado indefectiblemente. El kirchnerismo terminaba de reevaluar la situación del país y filtró una conclusión central: el modelo económico definitivo del Gobierno no debe apartarse de los lineamientos actuales.

No solo como un artilugio para ganar la elección de medio término, sino como el camino a seguir también después de noviembre. Este es el plan. Recomposición salarial para mejorar el consumo, retoques mínimos en las tarifas de servicios públicos, ampliación de la ayuda social y postergación de las negociaciones con el FMI por la deuda. "¿Por qué vamos a cambiar? Esto es lo que creemos como fuerza política y es donde nos sentimos auténticos en nuestra propuesta", explica uno de los principales referentes del Instituto Patria. En las previsiones del entorno de Cristina Kirchner , estas líneas recién podrán ser revisadas una vez que el país logre una recuperación económica sostenida; no a fin de año, cuando hayan bajado los contagios por la pandemia o se haya procesado el resultado de las urnas. Es parte del proyecto para la segunda mitad del mandato, más allá del resultado electoral. Si el FdT gana, se entenderá que el camino fue el correcto; si pierde, que no fue suficiente y que hay que reforzar el plan.

Martín Guzmán recibió a Sergio Massa en el Ministerio de Economía

La cuestión doctrinaria fue expuesta por Cristina Kirchner en el acto de diciembre en La Plata, cuando habló de alinear salarios, precios y tarifas, esgrimió que en la Argentina "el 70% de la actividad económica la mueve la demanda", e interpretó que más allá de la unidad, en 2019 los votaron por la memoria colectiva de la gestión económica hasta 2015. Esa noche, a pesar de su apatía para el elogio, mencionó una decena de veces a Axel Kicillof .

En febrero, en una reunión en Olivos, se produjo el primer encontronazo con Guzmán , quien escuchó de boca del gobernador un planteo contundente sobre la necesidad de tener una política expansiva en medio de la pandemia y la recesión. El ministro todavía estaba entusiasmado con el programa que le había presentado a la misión del FMI, y que incluía un presupuesto equilibrado, un ajuste jubilatorio y una recomposición tarifaria. Guzmán viajó dos veces a El Calafate para hablar con Cristina y verificar su posición, con resultado negativo. Después vino la tensión interna, el Basualdo-gate y la definitiva descomposición del vínculo entre el kirchnerismo y el ministro, quien en su peor momento llegó a decirle a gente muy cercana: "Ya renuncié".

A la cuestión doctrinaria, se le sumó en los últimos meses una razón fáctica: como derivación del aumento internacional de los commodities, de la recaudación por el impuesto a la riqueza, de la demora en reglamentar la baja de Ganancias (Guzmán recibió una feroz crítica kirchnerista por esto) y, fundamentalmente, del ajuste de las jubilaciones (15 puntos debajo de la...

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