El placer de usar ropa que jamás estrené

Después de años de dejar en segundo plano cuestiones relacionadas con mejorar mi calidad de vida, en noviembre del año pasado decidí ir a una nutricionista. Pero más allá de la calidad profesional que encontré en ella, creo que la clave de mi éxito fue mentalizarme en cambiar mis hábitos alimenticios y bajar de peso de verdad y para siempre.

Desde entonces, cada paciente que llegó a su consultorio por recomendación mía y quería "bajar como Pablo", ella les dijo que primero debían tener mi fuerza de voluntad y mi perseverancia. Para resumir: la clave de mi éxito fue tomar esa decisión en la cabeza antes de encontrar a la profesional adecuada.

Sostener los cambios fue lo más sencillo. Porque jamás estuve "a dieta", sino que modifiqué mis hábitos alimenticios. Por ejemplo, antes no desayunaba, o no probaba bocado por 16 horas, desde la cena hasta el almuerzo del día siguiente. No se me ocurre volver a hacer esa locura.

Tal vez una gran ayuda fue relajar y comer "mal" cada tanto, por ejemplo, en invierno, cuando el cuerpo me pide un chocolate. Comprobé que la prohibición le hace mal a la cabeza. De 96 kilos bajé a 81 y ahora estoy estabilizado en 83. Cuando paso de 84 (mi nuevo peso tope)...

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