PJ, cámara, acción

"Con Cristina no alcanza, pero sin ella no se puede".

(De Alberto Fernández.)

Para asistir a una reunión familiar en la casa de la abuela María había que deponer las armas. Seis hijos -cinco casados y uno solterón-, tres yernos y dos nueras, decenas de nietos y un puñado de bisnietos. Fuera de la casona de Lanús no podían reunirse más de tres sin pelearse. Adentro, simulaban soportarse. La abuela María no tenía herencia para dejar, ni le brotaban los gestos de afecto. Pero era una matriarca italiana de carácter fuerte a la que pocos se animaban a decirle que no. La visitaban juntos, pero no unidos. Los sapos se tragaban con miel. Se decían verdades mentirosas. Y las ironías eran lo único sincero. "No estaremos cómodos, pero la pasamos juntos", dijo un día el tío Alfredo, cuya esposa intentaba compensar con regalos horribles a todos los que la odiaban.

La reunión è finita, sentenciaba la abuela María segundos antes de irse a dormir. Apenas traspasada la puerta de salida, el éxodo de parientes retomaba el combate. "Por donde vos pasás no crece más el pasto", gritaba el tío Adolfo a su hermana. "Qué bruja esta mujer", opinaba el cuñado quinielero. "Callate, vago", le retrucaba la tía que se creía una diva porque vivía en Barracas.

Una familia tradicional. Como la peronista, cuya última foto casi que conmueve. "Adonde vamos, la gente nos pide que nos unamos", dijo Daniel Filmus al comenzar el Encuentro por la Unidad. En la imagen se los vio muy juntos a Agustín Rossi, Víctor Santa María...

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