Pizza con champán

"En todos los gobiernos, salvo el mío, hubo corrupción".

(De Carlos Menem, a la cadena CNN.)

Hubo un tiempo en el país en que la leche se vendía adulterada, se privatizaban empresas del Estado como quien compra al fiado en el almacén del chino, prometían sanear el Riachuelo en 1000 días, funcionaba una aduana paralela y un banco estatal otorgaba a una empresa una licitación para renovar su sistema informático pagando millones de dólares en sobornos. Una época en que se contrabandeaban armas por decreto, seguida por la voladura de una fábrica militar y se daban créditos estatales a mansalva a familiares y amigos del poder. Un lapso en que lo único seguro para los viejitos del PAMI era que sus fondos se escurrían como agua en pagos irregulares, anteojos truchos y contratación de geriátricos sin contratos y en la que los narcodólares viajaban en valijas de primera marca. Un período en que cientos de miles de guardapolvos se compraban a una empresa insolvente, cuyo capital era menor al precio de una sola de esas prendas y su presidente era un indigente.

Un lapso en que se disolvían organismos estatales que investigaban a funcionarios para que no los molestaran más con esas investigaciones y en el que medio gabinete se vio obligado a renunciar por un tal Swiftgate, un megaescándalo con nombre de hamburguesa.

Fue un intervalo de apenas diez años en el que se pagaban sobreprecios en conferencias sobre medio ambiente; en que...

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