Con los pies en el aire

Es probable que la insistencia del hombre por conquistar las alturas y el vuelo haya sido posterior al dominio de las aguas. Pero, en todo caso, la segunda se debió a motivos más cercanos a la supervivencia, y la primera, en cambio, se volvió casi mítica. Este hombre que en Suiza se adhiere como un liquen al avión es una confirmación contemporánea del desafío de Ícaro. Ya se sabe, el hijo del arquitecto Dédalo -constructor de laberintos- recibió de su padre unas alas de plumas pegadas con cera. Pero Ícaro, con esa insensatez tan definitivamente humana, pretendió volar más alto, casi hasta el sol. La soberbia fue castigada: la cercanía con el sol...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR